Sindicales
2/6/1988|228
Fraude en el puerto
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En el Puerto de Buenos Aires se realizaron las elecciones de los paritarios que tendrán a su cargo la discusión del Convenio Colectivo de Trabajo. De un padrón de 3680 estibadores votaron 2685.
Participaron en la elección dos listas. La oficialista que responde a César Loza y la lista N° 2 de la oposición impulsada por las agrupaciones de base.
El resultado favoreció al oficialismo por una diferencia de 115 votos (1.400 para el oficialismo contra 1.285 de la oposición).
Si se tiene en cuenta que los estibadores han repudiado a la dirección del sindicato en numerosas asambleas e incluso se han pronunciado masivamente por la expulsión de César Loza ¿cómo se explica entonces que haya vuelto a ganar el caballo del comisario?
Para dilucidar estos interrogantes Prensa Obrera dialogó con algunos estibadores y esto fue lo que nos dijeron:
“La mínima diferencia de 115 votos expresa claramente el odio de los estibadores hacia Loza y su camarilla. El triunfo de Loza se explica en el hecho de que existe un padrón que no ha sido depurado y, en consecuencia, figuran en él una serie de personas a quienes Loza les consiguió documentación portuaria, pero que no son estibadores. Este personal se beneficia con unos pesos en la “marcada” pero tienen otro trabajo, son policías, marineros, tacheros, colectiveros, etc., que le devuelven los favores a Loza cuando hay elecciones o cuando hay que levantar la mano en al-guna asamblea. Este plantel de “personal permanente de Loza” fue el que inclinó la balanza a su favor.
“Una prueba concluyente de lo que decimos fue que, al día siguiente de la elección, Loza se hizo presente en el puerto con el pretexto de presentar a los nuevos paritarios y de paso, levantar la medida de fuerza. La respuesta de los estibadores fue contundente. Loza fue nuevamente abucheado por los estibadores y, como allí no estaba el “plantel permanente”, Loza se tuvo que retirar con la cola entre las piernas.
“Otro hecho que demuestra con toda claridad que Loza no cuenta con el respaldo de los estibadores fue lo que sucedió el lunes pasado. En la mañana el sindicato distribuyó un volante llamando a asamblea para el día martes, donde supuestamente se consideraría el levantamiento de la medida de fuerza. ¡Pero he aquí que la asamblea la realizó ese mismo lunes a las 12 horas y como la oposición la esperaba para el martes, no estuvo presente! Allí Loza aprovechó para levantar la medida de fuerza, sin haber conseguido absolutamente nada.
“Son tan burdas estas maniobras que cualquier estibador comprende con toda claridad que necesita una nueva dirección para poder enfrentar a la patronal y luchar para modificar nuestras condiciones de vida y de trabajo.
“En estas elecciones Loza hizo una gran camparía anticomunista y desde la oposición todavía no hemos logrado contrarrestar esa campaña. Existe sí entre nosotros la convicción de que nuestra tarea número uno es recuperar el sindicato de manos de esta odiada burocracia sindical, única forma de enfrentar con éxito las nuevas luchas que se avecinan, dado que las dificultades que debemos soportar los estibado-res empeoran cada día. Con la unidad de todas las agrupaciones, hemos dado un importante paso hacia adelante, las condiciones para recuperar el sindicato están dadas por el repudio que los estibadores sienten por la dirección actual; por eso creemos que es el momento de reflexionar y ver con qué objetivos nos organizamos para expulsar a Loza y su camarilla. Esta es la tarea de la hora. Un tropezón no es caída y ya lo demostraremos copando las asambleas y exigiendo la democracia sindical hasta terminar con esta maldita burocracia”.
La burocracia sindical está integrada o semiintegrada al Estado patronal. Allí están para demostrarlo las leyes como la de Asociaciones Profesionales, la conciliación obligatoria, las paritarias regimentadas y el rol que juegan los funcionarios del Ministerio de Trabajo como el señor Sarmiento. Todo esto es rigurosamente cierto y los estibadores han visto con sus propios ojos los más diversos mecanismos del fraude siempre con el aval del Ministerio de Trabajo.