Sindicales
11/3/1999|618
Frente a la crisis pesquera, hay una salida
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“No menos de 15 ó 16.000 personas están afectadas por la crisis (pesquera) e indirectamente una gran cantidad de gente ya que más de la mitad del producto bruto de la ciudad de Mar del Plata proviene de la pesca” declaró el ministro de Asuntos Agrarios de Buenos Aires. En una de las cinco ciudades que encabeza el ‘ranking’ nacional de desocupación, la crisis pesquera plantea una verdadera catástrofe social.
En qué consiste la crisis? La Subsecretaría de pesca ha resuelto un cupo máximo de captura por sector y por empresa para evitar la extinción de la merluza hubbsi, principal especie comercial. Esto significará una reducción feroz de los niveles actuales de captura y procesamiento de pescado, llevando a miles de trabajadores del puerto a la calle.
En los últimos ocho años, a partir del acuerdo pesquero con la Comunidad Económica Europea (CEE), se triplicó la captura histórica y el nivel de exportaciones al costo de una inmensa depredación. La captura considerada apta para la reproducción de la especie es de 280.000 toneladas al año; sólo en 1998 se capturaron 410.000. El propósito de la llamada ‘preservación’ es llevar a cabo una profunda reorganización capitalista del sector, frente a la sobreproducción existente. Es lo que ha precisado el jefe de asesores de la subsecretaría: “el problema de la sobrepesca se da en función de una sobrecapitalización… la cuotificación y otras medidas (vedas) generarán una salida ordenada de buques”.
Lucha intercapitalista
La distribución de los cupos plantea un violento choque de intereses entre las distintas patronales del pescado. La Cámara de congeladores y factorías (que agrupa a empresas que tienen una capacidad de captura que quintuplica a la flota pesquera o ‘fresquera’, el otro sector de peso en la industria que procesa en tierra), ha salido a defender la política de cuotas. Los ‘fresqueros’, con el argumento de defender la industria nacional reclaman un incremento de los cupos en su favor amenazando con la paralización de 50 buques y el despido de 700 marineros y 4.000 obreros del pescado. La Federación Cooperativa (que agrupa en muchos casos a empresas tercerizadas de los procesadores) ha planteado la “defensa de los trabajadores del sector” y reclama ser reconocida para acceder al reparto de cuotas.
En la gran huelga portuaria de inicios del 98, el gobierno y las patronales se comprometieron a eliminar las cooperativas truchas en los barcos y otorgar las cuotas de pesca tomando como base los obreros efectivos de las plantas en tierra. Ahora, la subsecretaría de pesca ha planteado que tomará como criterio para el reparto de los cupos este listado pero sobre la base de reconocer un 60 % del personal. Se viene un ataque en regla sobre los trabajadores efectivos, pero éstos son, a su vez, una minoría respecto a la masa de precarizados (‘en negro’) que alberga la industria y que no fue efectivizada luego de la huelga.
En la puja abierta en torno a los cupos de pesca, la patronal fresquera cuenta con el apoyo del gobierno provincial y de un amplio frente que agrupa al intendente Aprile (Alianza), a organizaciones empresariales y a las burocracia de la CGT y la CTA.
A la lucha
Como señala la agrupación Unidad Obrera del Pescado (Lista Celeste): “la responsabilidad de las prácticas depredatorias podrá distribuirse en mayor o menor medida entre el gobierno, las empresas ‘nacionales’ o extranjeras… Sin embargo es exclusivamente sobre nosotros, los trabajadores, que se descarga el peso de la crisis”. Los ‘cooperativizados’ carecen de garantía horaria (una retribución prevista para períodos de crisis o vedas que sólo rige para los obreros efectivos de la industria y no supera los $ 250), al igual que los obreros marítimos.
Hace poco mas de un año, una “asamblea abierta de los pescadores y trabajadores de la pesca”, convocada por los sindicatos que agrupan a la clase obrera del puerto marplatense resolvió un paro activo y luego una huelga por tiempo indeterminado. Es el camino que hay que volver a recorrer. Para arrancar la prohibición de despidos y suspensiones, el reparto de las horas de trabajo sin afectar el salario frente a la reducción de la captura, la efectivización de todos los trabajadores y la garantía horaria de 500 pesos ante los paros biológicos o las vedas (lo que establece, por otra parte, un piso salarial).
Impulsemos reuniones y asambleas para desarrollar esta perspectiva y resolver la ocupación de toda planta que cierre o despida.
Que paguen ellos
Desde 1991, la patronal de la pesca, nativa o extranjera, ha obtenido beneficios inmensos. Esto se mide en un solo dato: hoy se procesa el doble de toneladas de pescado que hace cinco años, con la mitad de los obreros de entonces. Si los pulpos pesqueros tienen que disminuir la producción, lo que, además, solo los afecta temporalmente, el costo debe ser bancado por las reservas de las ganancias acumuladas. De aquí deben salir los recursos para pagar, en forma actualizada y hasta el último centavo, lo que los trabajadores dejan de percibir por el paro.
El reparto de las horas, es decir la reducción de la jornada sin afectar el salario, y la garantía horaria son las grandes consignas del movimiento obrero para intervenir en este momento y el punto de partida para que los trabajadores se conviertan en protagonistas de una salida de conjunto frente a la crisis.
Este Estado es incapaz de tener una política de preservación de recursos porque está ‘gerenciado’ por los grandes pulpos depredadores. Esta constatación debe llevar a plantear una industria pesquera nacional bajo control de los trabajadores, que deben tomar en sus manos, con la colaboración de instituciones científicas, la preservación de los recursos que los pulpos extinguen sin límite alguno.
Llamamos al activismo a agruparse en función de esta política, de una alternativa obrera independiente y una Asamblea Nacional de Activistas para darle una salida obrera a la crisis a escala nacional.
(sobre la base de un informe de Patricia y Raúl Comparada)