El gobierno nacional, por medio del ministro de Economía y candidato presidencial del oficialismo Sergio Massa, acaba de anunciar el envío de un proyecto para terminar con el Impuesto a las Ganancias sobre los salarios de los trabajadores junto a una “medida puente” de elevación del mínimo no imponible de Ganancias a $1.770.000 desde octubre. En “modo electoral”, Massa busca sacar provecho con una iniciativa a la que el kirchnerismo y el macrismo se resistieron durante todos sus mandatos, oponiéndose a los reclamos obreros y bloqueando el tratamiento del proyecto de la izquierda en el Congreso.

El anuncio oficial se hizo en el marco de un acto del ministro junto a la burocracia sindical, buscando recrear alguna “épica peronista” de cara a octubre, e implica el compromiso de llevar el mínimo no imponible al equivalente a 15 salarios mínimos para octubre, por medio de un decreto presidencial que saldría este jueves.

El proyecto, del cual aún solo se conocen ideas tentativas, aspiraría a cristalizar este punto de partida más elevado –que actualmente exceptuaría a 800.000 trabajadores y solo gravaría a menos de 100.000-, con una actualización semestral: algo a tener en cuenta en un país con una inflación creciente.

Estoy asombrado. El gobierno habla del Impuesto al Salario como si no hubiera sido el kirchnerismo un gran responsable durante casi 20 años. La derecha que empujaba sesiones especiales ahora que puede derogarse dice que es "populismo tributario". Qué manga de sátrapas.

— Néstor Pitrola (@nestorpitrola) September 12, 2023

De espaldas a los trabajadores

A pesar de la tónica de las declaraciones de Sergio Massa, quien se arroga el título de “enemigo del Impuesto al Salario”, el empleo de este gravamen sobre los trabajadores fue una constante del kirchnerismo, el macrismo y del actual gobierno.

Cristina Kirchner lo supo calificar como una “redistribución del ingreso entre trabajadores ricos y pobres”: la forma más canallesca de “justicia social” bajo gobierno que no gravan a las grandes fortunas y riquezas, sino que las benefician con exenciones y bonificaciones.

El gobierno nacional recauda alrededor de $800.000 millones por mes en Ganancias sobre las personas humanas y empresas, acumulando $4,6 billones de enero a agosto del 2023. Contrario a lo que afirma Massa, el periodo con mayor incidencia de Ganancias fue al final del mandato de Cristina en 2015, llegando al 6,41% del PBI sobre un promedio del 4,6% (datos del Instituto Argentino de Análisis Fiscal).

Tampoco es sincero al hablar del alcance del gravamen sobre los trabajadores, omitiendo que bajo el gobierno de Cristina la cifra llegó a los 2.800.000 de trabajadores. Con Macri se ubicó levemente por debajo superando los 2.100.000 trabajadores.

Esta situación fue sistemáticamente denunciada por el sindicalismo combativo y clasista y por la izquierda. En particular la seccional del Sutna San Fernando convocó a plenarios de gremios y movilizaciones, y el Partido Obrero en el Frente de Izquierda presentó desde su mismo ingreso a la Cámara de Diputados un proyecto de ley para la eliminación del Impuesto a las Ganancias sobre la cuarta categoría, que fue representado en varias ocasiones.

Este proyecto fue ninguneado y bloqueado permanentemente, tanto por el oficialismo como por la oposición patronal, incluso con Sergio Massa como presidente de la Cámara de Diputados; y extendía los alcances de Ganancias sobre los trabajadores a todo derivado de la relación laboral, como indemnizaciones, licencias, jubilaciones, etc.

Además, Sergio Massa se ha mostrado como un verdadero “enemigo del salario”, acelerando una política de liquidación de los ingresos obreros por medio de la inflación y la devolución, con paritarias pisoteadas.

Todavía resta por ver cómo hará el gobierno para compensar la caída en la recaudación de Ganancias en medio de una política de ajuste fiscal dictada por el FMI, lo que augura más ajuste por otras vías. Massa dice que la merma en la recaudación sería compensada por un crecimiento de la actividad económica: pero lo que se impone en al realidad es una caída de la actividad y el consumo. Esto anticipa que seguirán confiscando a los trabajadores por vía del IVA y la inflación. Pero de lo que no habla es de compensar la caída con gravámenes a los capitalistas, los que muchas veces se evaden incluso del pago de Ganancias.

Los gobernadores ya miran con recelo la medida, debido a que el 61% de lo recaudado por Ganancia tiene como destino a las provincias. Esto adelanta que de verse afectados las provincias avanzaran con más ajuste en educación, salud, salarios, etc. Queda por verse también si el proyecto definitivo tendrá las mayorías necesarias en el Congreso, y cuáles serán sus características precisas.

Está claro que el Impuesto a las Ganancias nunca debió aplicarse sobre los trabajadores: una anomalía sustentada por los gobiernos que ajustan al pueblo trabajador y que recaudan para el FMI y los capitalistas.

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