Sindicales
24/6/2005|905
General Motors: Cierre de plantas y 25.000 despidos
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En la reunión anual de accionistas de la General Motors, su presidente, Richard Wagoner, anunció el despido de 25.000 trabajadores (el 23% de la fuerza laboral, medida en horas de trabajo) y el cierre de un número no especificado de plantas en los Estados Unidos. Por esta vía, anunció, se podrían “eliminar 1.500 dólares del costo de cada automóvil” y “revivir el negocio de la GM en los Estados Unidos” (AP, 8/6).
Más que salvar a la GM, Wagoner pretende salvar su propia cabeza. Antes de la reunión de los accionistas circulaban pedidos de despido del presidente: GM viene de sufrir las mayores pérdidas trimestrales de su historia; su deuda ha sido descalificada al nivel de “basura”; sus ventas están en caída (a pesar de los jugosos descuentos que ofrece a sus compradores); sus modelos son anticuados, caros y poco atractivos.
Los planes de Wagoner no despertaron muchas “expectativas”. Según varios analistas de Wall Street, los planes son “tímidos y ambiguos, y no van a la médula del problema” (Los Angeles Times, 8/6). Por otra parte, GM despidió en los últimos años a 22.000 trabajadores y cerró algunas plantas en los Estados Unidos y sus problemas sólo han empeorado. Es que los despidos tampoco reducen directamente el “costo laboral”, ya que los trabajadores despedidos pasarían de la nómina salarial a la de jubilados y el costo de los seguros de salud permanecería más o menos igual.
El impacto de las medidas anunciadas no se limita a la GM ni tampoco a los Estados Unidos. Se perderán decenas de miles de puestos de trabajo en las autopartistas que trabajan para la GM (en Estados Unidos, pero también en Canadá, México y otros países) y en la cadena de distribución y venta de vehículos. Esto, claro, sin mencionar el impacto de la crisis de la automotriz sobre los millones de ahorristas que tienen acciones de GM, y sobre los bancos.
¿Qué hará la burocracia sindical ante semejante ataque? Según la propia empresa, el Sindicato de la Industria Automotriz (UAW) “no ha respondido a las llamadas” (AP, 8/6). Sin embargo, Richard Shoemaker, de la oficina encargada de la GM en la UAW, aconsejó que se hagan los recortes por la vía de las “bajas naturales por jubilación y otras causas” y de “las negociaciones del convenio con la UAW” (Los Angeles Times, 8/6). Es decir, un planteo de flexibilización y de entrega del convenio colectivo.
Pero si la patronal no logra reducir drásticamente los beneficios de los planes de salud y de jubilación (cargándolos sobre las espaldas de los trabajadores) y no logra quebrar los límites a la tercerización del trabajo en plantas no sindicalizadas, ninguna “reducción del costo laboral” será enteramente efectiva. Detrás de los despidos, viene la liquidación del convenio colectivo. Por eso, aunque el contrato vigente vence en el 2007, la empresa está ejerciendo grandes presiones para abrir las negociaciones inmediatamente.
La crisis mundial pone al proletariado norteamericano ante choques fundamentales.