Sindicales

11/9/1998|600

Golpean de nuevo a los obreros del SMATA

Los trabajadores de la industria automotriz, terminales y autopartistas están soportando, antes que muchos otros, las consecuencias de la crisis capitalista mundial. Nueve jornadas de suspensión en Fiat durante setiembre, levantamiento del plan de inversiones de General Motors, suspensiones inminentes en Renault, “demandas inferiores en un 30% a las del mes anterior” en el caso de las autopartistas (La Nación, 3/9).


Los capitalistas están usando la crisis en su favor. A principios de junio, la Matricería Austral firmó un acta con el Smata Córdoba que adelanta las vacaciones del personal y crea un banco de 88 horas que se devolverán con dos horas extras los días de semana y cuatro los sábados como máximo, lo que elimina la hora ‘extra’ del vocabulario obrero. Renault quiere el “banco de horas” para su planta. El presidente de Ford reveló la existencia de negociaciones con representantes del Smata para arribar a “un convenio similar a los que lograron GM y Fiat” (Bae, 2/4). Las suspensiones masivas que se están produciendo se pagan al 75% en las terminales, pero “mientras se pueda”, como acaba de declarar un jerarca bien alimentado de la industria.


La crisis demuestra que los argumentos patronales sobre la necesidad de “bajar los costos laborales” para ganar competitividad y “penetrar en los mercados internacionales”, son inconsistentes. Fiat Auto, a pesar de toda la flexibilización que dispuso y de los subsidios que recibió del Estado, está a la cabeza en materia de suspensiones porque “en el mercado brasileño hay en estos momentos más de cien mil vehículos parados en las concesionarias y en las plantas automotrices” (Crónica, 1/9). Todos quieren resolver el derrumbe generalizado de la demanda de autos exportando a un mercado mundial sobresaturado.


Ni qué decir que la política del Smata está en ruinas. “Pensábamos que el empleo iba a crecer”, confesó Omar Dragún, secretario general adjunto del Smata Córdoba tiempo atrás. Por una cuestión de supervivencia, los trabajadores mecánicos deben empeñarse en arrancar la asamblea general del gremio y la construcción de una interfabril de las plantas para resolver una política obrera frente a la crisis: ocupación de toda fábrica que despida o suspenda, reparto de las horas de trabajo sin afectar el salario, plan de lucha.