Sindicales

16/9/1987|198

Bencer Uom-Ushuaia

Gran triunfo obrero

Se rompe seguidilla de derrotas

La patronal de Bencer, la multinacional Aurora-Grundig, amenazó el pasado 2 de setiembre con reducir en un 33% las horas trabajadas por su personal, con el mantenimiento del nivel de producción. La reducción de las horas trabajadas significaba una caída salarial del 43% (una parte de las horas reducidas eran extras) y un aumento de la explotación obrera del orden del 50%. ¡La misma producción con la mitad de los salarios en menos horas de trabajo! Este colosal aumento de la superexplotación obrera iba a parar, "naturalmente”, a los bolsillos de los pulpos.

La inmediata reacción de los trabajadores fue la ocupación de la planta. El gobernador del Territorio comenzó a concentrar policía y prefectura para desalojar la empresa por la fuerza. Al mismo tiempo, la Justicia ordenaba el corte del agua y luz a los ocupantes por "usurpación de propiedad”. Frente a los trabajadores de Bencer el “democrático” estado patronal se mostró como lo que realmente es, una maquinaria destinada a garantizar la explotación del obrero por los patrones “ordenadamente y sin sobresaltos”.

La solidaridad de la población de Ushuaia fue grande: en el puerto, en otras metalúrgicas como ITC, en Luz y Fuerza y en comercio, se solidarizaron con la ocupación, en contraposición con los partidos patronales, ninguno de los cuales se pronunció a favor de los trabajadores.

Ante la solidez de la ocupación y la solidaridad popular, el gobernador debió recular. Intentó distraer la atención de los trabajadores mediante la intervención del Directorio de la empresa, pero esta maniobra se estrelló contra la decisión de los trabajadores de no desocupar hasta tanto se garantizará la jornada de trabajo existente. Al final, la patronal Imperialista se vio obligada a firmar un acuerdo que la compromete a no reducir la Jornada, no reducir personal, no tomar represalias e incorporar a los contratados.

La burocracia de la UOM se jugó a reventar el conflicto. Montealegre. no convocó al plenario de delegados y se manejó directamente con la empresa, a puertas cerradas, desconociendo a los trabajadores en lucha. Los resultados de Montealegre son conocidos: los delegados de National, despedidos hace meses, siguen en la calle esperando los resultados del “diálogo” de Montealegre. Esta vez no se dejaron engañar.

El gran triunfo del proletariado metalúrgico fueguino rompe una seguidilla nefasta de duras luchas derrotadas. La experiencia lograda en este combate es fundamental para el surgimiento de un nuevo activismo.