Sindicales

15/3/2007|983

Hay dos paritarias, la de los burócratas y la de los obreros


Después de San Vicente, Moyano ya no dicta el tope salarial; ahora discuten a puertas cerradas “con siete u ocho gremios clave: metalúrgicos, bancarios, comercio, UTA, camioneros, mecánicos de las automotrices, Uocra y petroleros” (Clarín, 4/3). Se habla incluso de que estarían cerradas media docena de estas paritarias, pero que no saben cómo anunciarlas, ni qué gremio primero, para “no pagar el costo” (léase, de la entregada).


 


El sindicato del vestido cerró en un 16%, con una novedad, la “cláusula gatillo”. Con este nombre se conocieron, en épocas de hiperinflación, algunas conquistas de indexación salarial. Hoy se trata de una estafa semántica más: quiere decir que “se discutirá de nuevo si la inflación supera, por ejemplo el 15 o el 20 anual” (El Cronista, 27/2). La UOM ya habría cerrado con esa cláusula en torno al 15% (Bonelli, Clarín, 2/3). Incluso estaría acordada una suma de 200 pesos para compensar la caída del convenio en febrero, pero ni un solo metalúrgico sabe algo de esto; no se ha convocado un solo plenario seccional.


 


Después del golpe de Estado al Indec, la cláusula “gatillo” es un saludo a la bandera.


 


El control de precios está completamente agotado; según la propia UIA “tiene filtraciones por todos lados”. Se mantiene a un solo efecto: justificar la confiscación salarial de la devaluación monetaria, del colosal aumento de los alimentos por encima de la devaluación y de la depresión salarial que viene de mucho más atrás, desde Cavallo a la fecha. El punto es que toda la clase obrera necesita partir del mínimo de 2.400 pesos de la canasta familiar cuando el salario promedio de la economía no alcanza a la mitad de esa cifra. Sólo así se mide la magnitud de la entrega de la burocracia sindical, especialmente cuando las ganancias capitalistas se duplican de un año a otro como ocurrió con las ganancias bancarias del último 2006.


 


Claro que el salario no es el único tema de la conspiración de las paritarias. Las patronales metalúrgicas quieren la “jornada semanal”. El “progre” Barba Gutiérrez ya empezó por aceptar entregar el fraccionamiento de vacaciones. Cavallieri entregó la gran lucha por recuperar el descanso dominical a cambio de unos pesos por dos domingos al mes, trabajando los cuatro.


 


A cambio de semejantes favores se discuten canjes como la designación de los sindicalistas del directorio del Pami, un coto histórico de Barrionuevo, donde ahora mojarían entre todos, incluida la CTA. Esta Central verdaderamente merece el “premio” porque nadie, ningún gremio, ninguna burocracia, está haciendo un aporte tan brutal al tope salarial del presupuesto del Estado como el de Yasky y Micheli, que enfrentan a pie firme la rebelión docente y estatal (particularmente hospitalaria) en todo el país, asociados en la tarea a otro pilar de esta política, Andrés Rodríguez de UPCN.


 


Las paritarias de los obreros


 


Hay otras paritarias. Las que a fuerza de huelgas están imponiendo los autoconvocados de la salud de toda la provincia de Catamarca; el aumento a 2.500 de básico y 3.500 de promedio que impusieron los choferes de la UTA cordobesa, y más recientemente los choferes rosarinos; los 450 pesos de aumento que impusieron los periodistas de El Cronista y el reclamo de 500 pesos de los 500 trabajadores de Perfil que llevan ¡dieciséis días! de huelga general; la lucha de la gráfica Interpack con básicos ya conquistados que superan la canasta familiar en las 8 horas de trabajo; la enorme huelga de los obreros de Utedyc en Caleta Olivia; los petroleros de Bowlan de Las Heras que han vuelto al paro; las asambleas fabriles del Smata Cordobés que reclaman un 30% de equiparación con Volkswagen.


 


En el Subte se abrió paso la orientación de discutir el pliego en asambleas por líneas. En ellas gana por goleada el planteo de una grilla salarial basada en un porcentaje del 20% para la máxima y la aplicación de esa suma a toda la escala, lo que lleva el mínimo a la canasta familiar, incluyendo a todos los ex tercerizados, junto a otras condiciones de trabajo.


 


Por acá pasan unas verdaderas paritarias. Asambleas obreras para decidir los pliegos y paritarios por un lado. Por otro, inclusión de los contratados y tercerizados, como ha planteado AGD-UBA de Conaduh para incorporar más de 10.000 profesores ad honorem; como lo reclaman las asambleas de Atento y de las “contratas” a Foetra Buenos Aires ante los despidos, para meter ya, en las paritarias, el tema tercerizados luego del mal levantamiento de la última huelga telefónica.


 


Exijamos congreso de delegados de toda la UOM con mandato de fábrica, apoyados en la tendencia de las huelgas recientes de Indiel, Emfer y Bosch. Impulsemos asambleas en todos los lugares de trabajo, transformemos la oportunidad de las paritarias truchas en un campo de reorganización de la clase obrera por todas sus reivindicaciones.