Sindicales

2/1/1996|479

Hay que poner en estado de asamblea a la UTA

El 6 de setiembre, nuestro gremio tuvo una intervención protagónica en la movilización de la CGT, cuando encabezamos la ‘retirada’ de la Plaza Congreso, frente a la anunciada traición de Gerardo Martínez.


El 20 de noviembre pasado sin embargo, la movilización de la UTA fue muy reducida. La burocracia ni siquiera convocó a plenarios de delegados como hizo en las seccionales para la anterior movilización, ni hablar de asambleas. Del paro que Palacios le puso fecha, ni noticias…


Lo cierto es que los trabajadores del volante estamos sufriendo una ofensiva sin precedentes: pagos fuera de término en todos lados, régimen de “contratos” precarios, liquidación de viejas conquistas como el régimen del “tome y deje” (pago de 15 minutos antes y después de tomar y dejar el servicio) y el no pago de los “atrasos”; reducción de minutos de espera entre servicio y servicio, y de los tiempos de recorrido (todo lo cual representa una reducción salarial de hecho y de incremento de la superexplotación obrera). La Comisión Nacional del Transporte Automotor ha tomado en sus manos el control psicofísico del personal de conducción, han sido desahuciados aquellos compañeros que han dejado su salud arriba del “bondi”, con el 50% de indemnización, como parias humanos.


Las patronales argumentan una caída de los ingresos por menor traslado de pasajeros. Pero esto ha sido compensado con creces por las rebajas de las cargas sociales, al igual que con la aplicación de la ley de “fomento del empleo”, que permite pagar el 50% de las cargas patronales. Esto ha significado la liquidación de la Obra Social de la UTA: se ha cerrado la clínica de la calle Paraguay; en Avellaneda no hay más internación; zonas importantes del Gran Buenos Aires no tienen cobertura; la chequera de órdenes médicas saltó de 7 pesos a 15 pesos, etcétera.


Las patronales, que habían recibido un suculento aumento tarifario para “compensar” las inversiones por la instalación de las máquinas expendedoras de boletos, han comenzado a largar servicios nuevamente bajo el viejo régimen (cortando boletos) y fomentando el trabajo en “negro” (por kilómetro o por vuelta).


La conducta de la burocracia no da ninguna respuesta de conjunto. Por ejemplo, respecto a la destrucción de la Obra Social, fomenta la puesta en pie de Mutuales por empresa a cargo de los trabajadores; respecto al trabajo por “contrato” y en “negro”, lo deja correr … Un reciente comunicado del Consejo Directivo frente al régimen de trabajo por “contrato”, supuestamente dirigido a denunciarlo, comienza señalando que “apoya toda medida genuina que tienda a producir empleos”.


El 31 de agosto venció el último acuerdo salarial . Las patronales han salido a reclamar la destrucción del Convenio Colectivo de 1975, exigiendo la implementación del trabajo discontinuo (que ya en algunas líneas se está implementando) y un nuevo aumento de tarifas. La aplicación de todas las normas “flexibilizadoras” a los choferes contradice, la supuesta puesta en práctica de medidas de “profesionalización” y seguridad en el transporte automotor. Crece la amenaza de un aumento tarifario, desde el momento que el gobierno aplicaría el IVA al transporte, y que llevaría las tarifas del ferrocarril y el subte (sin considerar el aumento del IVA) un 60% arriba, en compensación por la quita de subsidios a las concesionarias. Si consideramos que las grandes empresas de autotransporte están metidas en las concesiones ferroviarias…


La “combatividad” de Palacios no resiste el menor análisis. Junto a Palacios conviven, en seccionales enteras elementos menemistas (seccional zona Oeste, por ejemplo).


En la UTA necesitamos una nueva dirección: Plenarios de delegados de base, asambleas por seccional, para enfrentar la ofensiva de las patronales. Para recuperar lo perdido, para defender nuestro convenio y para arrancar un aumento del 50%. En este sentido, llamamos a poner en pie una agrupación clasista y antiburocrática en el gremio.