Sindicales
21/11/1996|520
Hay que voltear a Bramer Markovic
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La ‘quiebra del PAMI’, en la que se fundamenta el proyecto de ‘ajuste’ diseñado por el Banco Mundial e impulsado por la intervención menemista, fue provocada por el propio gobierno menemista. El INS- SJyP se financia con aportes de patrones, trabajadores y jubilados. El déficit actual fue creado por la rebaja de los aportes patronales que decretaron Menem y Cavallo. A esto se agregó la reducción de la recaudación provocada por la caída de los salarios, la rebaja de los haberes jubilatorios, el aumento de la desocupación y del trabajo en negro y precario, por el que no se realizan aportes. Si se suma la creciente evasión de las empresas, da un cuadro de caída de la recaudación a 190 millones mensuales, para un gasto actual de 235 millones (Clarín, 26/10).
El golpe de Cavallo
Creado el déficit, el golpe de Cavallo consistió en incorporar los gastos del PAMI como una cuenta más de las rentas del Estado (el organismo era autárquico), y asignarle un presupuesto ‘ajustado’ a la menguada recaudación, de no más de 200 millones. Desde entonces, el quebranto crece a razón de 40 millones mensuales, afectando el pago a los prestadores y, por tanto, la cantidad y calidad de las prestaciones. Ese nivel de gasto es una condición fijada por el Banco Mundial para emitir su línea de préstamos para ‘sanear´ la obra social, pagar despidos, parte de las deudas, y proceder a la reorganización administrativa.
La salud de los jubilados, factor de ajuste
El plan del ‘Banco Mundial- Markovic’ para ‘poner en caja’ el Instituto, se basa en ajustar los costos a la maltrecha recaudación actual. Para ello, se propone eliminar las prestaciones que brinda el Instituto1, privatizando las médicas (médicos de cabecera, guardia médica, auditorías) y transfiriendo a la Secretaría de Desarrollo Social las prestaciones sociales (subsidios económicos, comedores, bolsas de comida para los más carenciados). El plan incluye el despido de 6000 agentes, entre empleados y profesionales. Y la firma de nuevos contratos con las empresas de medicina privada, para que brinden la atención de todos los niveles por una cápita (pago mensual) de 30 a 40 pesos por afiliado.
En la actualidad, los prestadores reciben una cápita similar. Pero incorporar las nuevas prestaciones por un pago equivalente, implica, inevitablemente, reducir la calidad y cantidad de las prestaciones. Con lo que el deterioro de la cobertura y de la calidad de atención de los jubilados es el gran factor de ajuste del plan de Menem-Markovic.
No a los despidos, defensa integral de las prestaciones a los jubilados, por los 3.000 millones anuales de presupuesto para el PAMI, reposición de los aportes patronales, son las consignas básicas de la lucha contra la liquidación de la obra social.
Fuera Markovic. Administración del PAMI por los jubilados
La indignación de trabajadores y jubilados se concentra en la figura de Bramer Markovic, que se ha transformado en el enemigo público N° 1. Las consignas “… que se vaya”… “Markovic hijo de puta…” y “un minuto de silencio a Markovic que está muerto”, dominaron la concentración del 13. “Las horas de Bramer Markovic como interventor en el PAMI están contadas”… “Nunca antes un interventor logró juntar tantos frentes adversos de modo simultáneo” (La Nación, 6/11). Imponer su renuncia será uh triunfo de la movilización y un golpe fundamental a toda la política del gobierno menemista y el Banco Mundial. Bramer y su ‘liquidación’ del PAMI, son la punta de lanza (junto con la de la obra social bancaria) de la reforma privatizadora de todas las obras sociales. Markovic es también interventor del ANSeS, donde se reveló como victimario de los trabajadores (ya pasó a disponibilidad a 800 agentes) y de los jubilados; ha sido querellado en la justicia por el bloqueo a la tramitación de los juicios. Fuera Markovic y la intervención menemista, fuera el Banco Mundial, son objetivos políticos centrales.
La liquidación de Markovic plantea la ‘normalización’ del Instituto, que debe realizarse sobre la base de representantes libremente elegidos por los jubilados que asuman su administración directa. Hay que rechazar que el presidente de la obra social y la mayoría del directorio sean designados por el gobierno (ley 19032). Son los jubilados los que deben realizarla apertura de las cuentas del PAMI y la investigación del destino de sus fondos, impunemente saqueados por los funcionarios de tumo. Recordar los ‘retornos’ de Matilde. O la denuncia aparecida en el diario Río Negro (6/11): con fondos del PAMI se cubrieron déficits de la Caja jubilatoria.