Una noche de septiembre un grupo de enfermeros/as cansados por la sobrecarga de tareas, algo habitual en el hospital durante los turnos nocturnos y los fines de semana, decidió no responsabilizarse por el ingreso de dos nuevos pacientes. Hubo un acuerdo con los supervisores de turno para no internar, dentro de lo posible, debido a la falta de personal.

Pasada la medianoche, sin embargo, el coordinador de guardia junto a otro médico y los dos supervisores de enfermería decidieron internar a dos niños. Los compañeros no impidieron los nuevos ingresos, pero dejaron en claro que al haber sobrecarga de tarea no se iban a responsabilizar de los mismos y solicitaron un refuerzo, que fue denegado.

La primera semana de enero nos enteramos que estos compañeros/as iban a ser sancionados con dos días de suspensión. Una de las enfermeras sancionadas es delegada de ATE, por lo que la patronal está solicitando a la justicia su desafuero gremial.

Ante los anuncios, se hizo una asamblea donde se rechazaron las suspensiones y se votó realizar una campaña de escraches al Dr. Eduardo Silvestre, a la Directora de Enfermería y al Director Adjunto, Dr. H. Toer.

El martes 16, cuando se debían efectivizar las suspensiones, una nueva asamblea en el sector resolvió que los compañeros tomaran servicio; si no se les permitía hacerlo, los módulos programados quedaban sin efecto. Así logramos que los compañeros trabajaran; nos mantuvimos en alerta y movilización por si volvían a la carga con las suspensiones. Todo un triunfo de los trabajadores organizados con lucha y movilización.

Estos compañeros enfermeros/as pusieron en alto la profesionalidad de la enfermería y dijeron basta a una situación cotidiana, de largo arrastre: la falta de una adecuada prestación de calidad de atención en los hospitales públicos. Como se ve, también están presentes los mismos problemas en el hospital de mayor presupuesto del país.