En el juicio a la compañera enfermera Lucía, acusada de mala praxis, tuvo una repercusión muy importante en el Hospital. La Junta Interna de ATE hizo toda una campaña para acompañar en todo momento a la compañera mientras durase el juicio oral. Se hicieron asambleas por sector y un petitorio con más de 500 firmas que fueron entregadas al juzgado que intervenía en la causa. Es decir que se generó una solidaridad de clase que se extendió fuera del Hospital.

El lunes 29/5 nos hicimos presentes en el juzgado más de 30 compañeros para escuchar el veredicto del juez. Lucía fue declarada absuelta de culpa y cargo. Festejamos en silencio por respeto a la familia de le niña afectada, porque entendimos que tanto esta familia como la compañera Lucía eran víctimas de un sistema de salud que está en crisis hace mucho y cada vez se hunde más. Una demostración de ello es el conflicto de los hospitales porteños con la faltante de personal médico y no médico.

Gracias a la movilización y lucha dentro del Hospital logramos la absolución de la compañera. Queda una tarea pendiente a desarrollar, que es demostrar la culpabilidad de la dirección del establecimiento. Desde años se viene trabajando con aparatos que funcionan mal y en algunos sectores se carece directamente de ellos. El juicio de Lucía, nos ha permitido comprender que la salud de los niños poco les interesa a las autoridades del Hospital y de la salud, que se empeñaron en desprestigiamos y atacarnos como “terroristas sanitarios” por reclamar un salario acorde a la canasta familiar. Por la falta de enfermeros/as se están suspendiendo muchas más cirugías en los hospitales porteños que durante el conflicto del Garrahan; algo que no provoca ni pizca de vergüenza en todos aquellos funcionarios defensores de los derechos de los niños. La salud de la población y de los niños está en manos de los trabajadores de la salud y gracias a ellos no ocurren cromañones en los hospitales.