Sindicales

8/6/2000|667

Huelga en el puerto

Las asambleas de obreros marítimos y estibadores (Somu y Supa) resolvieron continuar con el paro por tiempo indeterminado planteando el aumento de salarios ($ 1,30 el kilo de pescado), el pago de los francos compensatorios y la efectivización de los trabajadores en negro.


“Es hora de lograr algo para nosotros”: esta frase explica la actitud de los trabajadores después de haber sido llevados detrás de los reclamos de un sector de las patronales. El 10 de mayo la Cámara de barcos fresqueros (que procesan –aunque no son los únicos– la materia prima en tierra) organizó una marcha a Buenos Aires, sostenida por la huelga marítima, con el fin de reclamarle a De la Rúa que los barcos poteros y congeladores (que tienen capacidad para procesar la materia prima en el barco) se retiren del mar argentino, acusándolos de depredadores. En esa marcha estos patrones usaron a los trabajadores como furgón de cola y a la burocracia de los gremios marítimos como sus títeres. Lograron finalmente un acuerdo que les permite pescar hasta fin de año pero con una reducción importantísima de las capturas (ningún barco podrá superar los 5.500 cajones por marea y cada embarcación que supere los 2.500 tiene que parar 96 horas entre marea y marea, y las de menor cantidad, 48). A pesar de no obtener del gobierno la expulsión de los congeladores, obtuvieron una tajada privilegiada del negocio.


Pero cuando las conducciones de los sindicatos fueron a decirles a los trabajadores que “el problema se había solucionado” y que debían levantar la huelga, se encontraron con su cerrada oposición.


Los trabajadores en negro de la industria


El 1º de junio una asamblea de 1.500 trabajadores de la pesca ‘en negro’, convocados por la Unidad Obrera del Pescado (UOP), votó por unanimidad sumarse a la huelga convocada por los gremios marítimos y llamar a los trabajadores de la industria agrupados en el Soip a pasar por encima del carnereaje de la burocracia. Allí se llamó a conformar una intersindical de bases para luchar por la efectivización de todos los trabajadores, el subsidio y el aumento salarial; y se resolvió una marcha sobre la Municipalidad con el reclamo de subsidio hasta que haya trabajo y relación de dependencia.


Tres días antes, 500 compañeros de la Unidad Obrera del Pescado habían tomado “Calidad de Vida”, en la Municipalidad, exigiendo el subsidio de 500 pesos por la falta de materia prima. Planteando que habría subsidios en dinero más adelante, las autoridades entregaron 3.500 bolsones de alimentos, armando, al mismo tiempo, una doble maniobra contra los trabajadores. Primero, condicionaron la distribución de los bolsones a la constitución de una “mesa” con diferentes sectores del puerto (incluyendo un grupo minúsculo de peronistas adheridos al sindicato del pescado), con el único propósito de disminuir el peso de la UOP. Segundo, alteraron el padrón de beneficiarios (en diciembre la UOP presentó un listado de 3.700 trabajadores afectados), por lo que a la hora de entregar los bolsones la mayoría de los compañeros no estaban ‘habilitados’. Es decir, la Municipalidad, junto a este grupo del PJ, quería generar una crisis apoyándose en las necesidades de los compañeros. Explicamos la situación y se armó un grupo de 80 compañeros que ocupó los lugares estratégicos de la entrega y no permitió la participación del grupo divisionista. La movilización convocada va a exigir a la Municipalidad la entrega inmediata de los alimentos a todos los compañeros a los que no llegó el auxilio; la aceptación del padrón confeccionado por los trabajadores, y la entrega inmediata de los subsidios prometidos por nación y provincia.