Sindicales

8/4/2004|845

Imparable avance Naranja

El Ministerio accedió a algunos reclamos de la Naranja. Extendió el plazo de presentación de fiscales hasta el 13 de abril y dictaminó que la Junta Electoral, una vez terminado el escrutinio, entregue copia al Ministerio de todas las planillas de votación firmadas por los votantes. Esto último abre la posibilidad de revisar y comprobar el eventual voto trucho de afiliados que no se presentan a votar, y sin embargo aparece su voto y un garabato de su firma. Esto se suma al control de sobres, que serán de 80 gramos para evitar que el voto se transparente y sea cantado.


En cambio, el Ministerio negó que sea exorbitante el número de 19 urnas en la sede (donde en el año 2000 votaron 186 activos), o de tres urnas en la Obra Social, o de trece para los jubilados (donde con el doble de padrón votaron 485 personas). La inflación de urnas resultó “natural” para el Ministerio “democrático” de Kirchner, que además se declaró impotente para imponer la designación de presidentes de mesa mitad por mitad para cada lista, otro de los reclamos naranja basados en las mejores tradiciones de democracia en las organizaciones obreras.


Pero el plato fuerte es que negaron el planteo de que los jubilados voten exclusivamente la representación de jubilados. Con argumentos leguleyos forzados, los funcionarios se inscribieron en la línea que desde la salida de la dictadura mantienen en gráficos. Precisamente en 1984, la Calipo, agrupación colaboradora de la intervención militar, ganó en jubilados aunque no le alcanzó para dar vuelta la avalancha Verde-Naranja.


 


La tarea central


Iremos a la Justicia, ni duda. Pero nada nos distraerá ni un minuto de la tarea central, que será conquistar tantos votos que alcancen para alzarnos con la victoria. Nuestra idea es el Naranjazo para quebrar el fraude, y eso supone dos cosas: los votos suficientes y los fiscales necesarios para que se imponga la voluntad de los gráficos.


Nuevos talleres denuncian el fraude de la elección anterior: ahora se sumó también Pesout a Microcorr, Sacerdoti, Fotograbados Longo, Util-Off y Tecnigraf. En ellos se siente la repugnancia a un método que delata toda la corrupción. ¿Qué defensa ante la patronal, ante el trabajo en negro, ante la violación de convenio, ante la miseria salarial, puede ejercer una conducción que practica el delito de fraude? ¿Qué respeto a la asamblea obrera puede tener, qué firmeza ante la coima de la patronal o de las prestadoras de salud?


Esta descomposición moral se refleja en el conflicto de Chamorro, donde el sindicato actúa como alcahuete, algo que denuncian en masa también los obreros de Diario Popular, de Farmográfica y de tantas otras.


La consigna es sacarnos de encima una dirección que actúa como herramienta de la patronal en el interior de la organización obrera, cuando el sindicato nos hace falta más que nunca ante el derrumbe del salario y la impresionante descarga del desbarajuste patronal sobre nuestras espaldas.


Y el punto es que estamos más cerca que nunca. El giro hacia la Naranja es masivo. Tenemos que transmitirle a cada taller desprevenido, a cada obrero gráfico confundido por la acción de los delegados cooptados por el aparato, la realidad de esa tendencia que ya fluye por los tejidos del gremio más antiguo del país. La Naranja gana lejos en la juventud; ahora convenzamos a los mayores de que está el futuro de sus hijos en juego, a condición de desprenderse de una burocracia que se asoció a Menem y a los demás gobiernos capitalistas para imponer la flexibilidad laboral, la miseria salarial y el abandono del convenio y la salud.


El voto verde está apenas agarrado por los alfileres del miedo y el apriete, por las calumnias macartistas, por las amenazas patronales. Nuestro trabajo lo puede seguir revirtiendo hasta el minuto final.


La victoria es posible, vamos por ella. Votos naranjas y fiscales para cuidarlos