Ante el fallo de la jueza Norma Beatriz Di Noto, que entrega la fábrica Grissinópoli a un grupo especulador inmobiliario –encubriendo de este modo, la declaración de quiebra de la fábrica–, sus trabajadores convocaron para el día 31/8 a una asamblea ampliada.

Participaron unos 80 representantes, desde asambleas a organizaciones sindicales de base y de la cultura; estuvieron Pitrola y Altamira.

Las Asambleas Populares marcaron el fuerte lazo que las une con la lucha de Grissinópoli y su compromiso de apoyo cotidiano.

Luego de una hora de debate se decidió exigir que se acelere el tratamiento de la expropiación de la empresa en la Legislatura y se tomaron medidas prácticas para la defensa frente a un posible desalojo, la venta de los grisines producidos con gestión obrera, acciones culturales en el predio de la fábrica, acciones parlamentarias y de movilización que fortalecieron aún más el espíritu aguerrido de los trabajadores de Grissinópoli.