Sindicales

11/9/2008|1054

Ingenio El Tabacal: Después de esta lucha, se presenta un enorme desafío

Luego de siete días de paro, los obreros del Tabacal levantaron la ocupación del ingenio. El acuerdo firmado con la patronal, en presencia del Ministerio de Trabajo, establece que el burócrata del gremio azucarero, Del Castaño, renuncia con toda su directiva, quedando sólo la representación de la obra social hasta las próximas elecciones.

Se convoca a asamblea esta semana para elegir una junta electoral que organice elecciones inmediatas de comisión directiva. La patronal se compromete a no despedir a nadie por este conflicto y se pagan los días de huelga.

Bajo una enorme presión patronal, del Ministerio y de un sector de trabajadores del campo (manipulado por contratistas), los 5 delegados aceptaron, sin embargo, acatar la medida cautelar que los deja fuera de la planta, en un paso que los llevaría a aceptar finalmente su despido e indemnización. Como contrapartida, la patronal y el gobierno ofrecen la renuncia simultánea de la burocracia del sindicato y la convocatoria a elecciones inmediatas.

La asamblea de la fábrica, en cambio, rechazó la medida cautelar y el despido.

Bajo la presión de la patronal de los contratistas y, como dijimos, una parte de los obreros del campo (los menos organizados) que reclamó “que se vayan los dos bandos, para retomar la zafra”.

Pusieron en el mismo plano a los delegados que estaban a la cabeza la huelga y a la burocracia de Del Castaño (desde el primer día del conflicto, la patronal había anunciado el cierre anticipado de la zafra). Este sector de trabajadores y sus contratistas bloquearon el acceso a las oficinas del ministerio para “apurar” este desenlace.En el tercer día de huelga se eligieron seis nuevos representantes. Habían estado a la cabeza de la lucha y fueron claves para enfrentar todas las provocaciones del Estado y la patronal. A este activismo joven se le abre la posibilidad del reconocimiento de este Cuerpo de Delegados y de la recuperación del sindicato.

A pesar de la ferocidad desplegada por la empresa y el gobierno (ver nota adjunta), la mayor parte las agresiones fueron derrotadas con la contundencia del paro, que se mantuvo con asambleas diarias. Esto fue dando cuerpo a una nueva representación obrera, incluida una representación de los trabajadores del campo, con sus reclamos.

La patronal y el Estado debieron retroceder con la amenaza de desalojo, lo mismo ocurrió con la orden emitida por el juez Ru, que concentró la Infantería en la puerta del ingenio.

Los desafíos

Lo que quisieron hacer aparecer, desde la patronal y el gobierno de Urtubey, como una pelea facciosa entre dos sectores sindicales, que ponía en peligro la fuente laboral de miles de trabajadores de la zona, fue en realidad el acto consciente de una vanguardia obrera que quiere recuperar su sindicato y que se prepara para enfrentar una andanada de despidos, como consecuencia de un proceso para producir biocombustible, que va a destruir la producción frutihortícola regional y cientos de fuentes de trabajo.

La etapa que se abre plantea imponer a la Seabord el reconocimiento del nuevo cuerpo de delegados, el aumento general de salarios para los obreros del campo y de la fábrica, indexados mensualmente con la inflación y el reparto de las horas de trabajo, ante la amenaza de despidos por cambios tecnológicos.