Luego de semanas de rumores y tensión, los trabajadores del Ministerio de Educación de la Ciudad vieron confirmadas sus peores sospechas: 300 trabajadores de diferentes sectores recibieron, vía mail, un día antes del comienzo del fin de semana largo, la notificación de sus despedidos; que fueron presentados, cínicamente, bajo el eufemismo  de “cese en las contrataciones”.

Como el maestro Milei a nivel nacional, en la Ciudad el alumno Jorge Macri impuso un cambio en todos los contratos basura típicos que reinan en el ámbito público (monotributistas, contratos de planta transitoria ley 471, plantas transitorias docentes y paquetes de horas docentes, etcétera). En lugar de los habituales contratos anuales de renovación automática se pasó a una contratación trimestral desde el 1 de enero al 31 de marzo.

En este sector de trabajadores contratados  se concentraron los despidos; que incluyeron personal que lleva más de veinte años trabajando en estructuras técnicas que se verán afectadas por este recorte de personal. El impacto que tendrá esto en las escuelas, en los cobros de docentes y en las tramitaciones será significativo.

Todo este brutal recorte tuvo su antecedente a fines de diciembre pasado, cuando se despidió a una gran cantidad de monotributistas de diferentes direcciones generales, en el marco del cambio de gestión entre Soledad Acuña, que estuvo a cargo del Ministerio en los últimos 8 años, y la llegada de Mercedes Miguel.

A estos despidos se le suman cambios en la modalidad del presentismo dentro del Ministerio. La búsqueda de control sobre el personal se despliega por todos los medios posibles. Mercedes Miguel y Jorge Macri vienen con un diagnóstico claro: piensan que el Ministerio de Educación es una estructura elefantiásica y quieren reducirla a su mínima expresión. El diagnóstico parte de un elemento real, Educación es el Ministerio que cuenta con la mayor cantidad de personal, pero porque tiene dentro de sí a las escuelas, que son la dependencia pública más extendida de la Ciudad. Es evidente para todos los que formamos parte del sistema educativo de la Ciudad que no sobra gente, sino que falta. El horizonte de vaciamiento con el que despliegan su hoja de ruta, en un contexto en donde las escuelas se caen a pedazos, las viandas que se entregan son paupérrimas y los sueldos docentes están cada vez más retrasados, indica que preparan un ataque histórico a la educación pública en la Ciudad. Mercedes Miguel arrancó por casa creando un cuadro de terror dentro del Ministerio.

Todo este clima de terror generó inquietud dentro de los trabajadores, lo que se reflejó en la realización de reuniones que se transformaron en asambleas espontáneas. Allí las representaciones gremiales de Sutecba y ATE estuvieron a la retranca de la situación. En el caso de los de Sutecba, no hicieron referencia alguna sobre los despidos y se concentraron en criticar los nuevos mecanismos de presentismo como persecutorios. La entrega de los contratados por parte de los acólitos de Genta fue total. En el caso de los delegados de ATE del Ministerio plantearon que los despidos se cocinaban porque “los contratados no hacen nada y toda la lucha queda en los trabajadores de planta permanente”. Esta respuesta se dio incluso teniendo ATE a una delegada votada por su sector despedida. Frente a este escenario de falta de una real organización gremial que unifique a los diferentes sectores, primó el aislamiento y la falta de una respuesta común. A su vez, que una parte importante de los precarizados despedidos tenga contrataciones y convenios docentes divide aún más a los trabajadores. La celeste de UTE, que denunció en comunicados los despidos, nunca movió un dedo para organizar a todo este contingente de precarizados con contratos docentes que prestan trabajan tanto en el Ministerio como en las Escuelas.

De parte de los contratados despedidos hubo reuniones y movilizaciones a la puerta del Ministerio para exigir explicaciones. Las respuestas por parte de los funcionarios menores que recibieron a los despedidos oscilaron entre lavarse las manos y negar los despidos en nombre de que fueron ceses por faltas laborales graves, de las que no presentaron prueba alguna, o en indicar que hay una decisión política de recortar personal y que ellos no podían no hacerlo. Tampoco se explicitó criterio alguno para indicar por qué se despidió a personal, que en algunos casos se encuentran en tratamientos oncológicos o con certificados de discapacidad.

El viernes 12/4, se produjo una movilización impulsada por ATE, de la que participaron contratados despedidos. Un fuerte operativo policial se desplegó en las puertas del Ministerio. Fruto de estas actividades algunos de estos despidos están siendo revertidos y el Ministerio abrió un canal de negociación con la conducción de ATE. Para frenar la motosierra que los alumnos Jorge Macri y Mercedes Miguel vienen aplicando del maestro del ajuste Milei, el camino es desarrollar asambleas, organización y una lucha común entre trabajadores del ministerio, docentes y comunidades escolares, para defender la educación pública de la Ciudad y sus trabajadores.

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