La huelga docente de 48 horas protagonizada por las seccionales multicolor del Suteba conmocionó al poder provincial y dislocó a la burocracia sindical de Baradel.

Las medidas de fuerza tuvieron un piso de adhesión del 60% y picos en los principales distritos superiores al 80%. Una huelga convocada contra el ajuste de Massa-Kicillof y contra los ataques de la derecha de los Bullrich y Milei, en defensa del salario, la educación pública, la construcción de todas las escuelas necesarias, defensa de la ESI, becas y comedor universales para todes les alumnes y en defensa del derecho de huelga, entre otras cosas.

Las medidas de fuerza de los pasados 6 y 7 de setiembre fueron la convocatoria de un plan de lucha que se viene desenvolviendo durante todo el año, y que enfrentó al ajuste de Kicillof con paros y movilizaciones desde el comienzo de su gobierno.

Justamente por eso cuando estaba de visita por Bahía Blanca, uno de los distritos de Suteba convocantes de los paros, los medios reflejaron que “el gobernador Kicillof criticó el paro del Suteba local y pidió defender la educación pública” (La Nueva, 8/9).

A pesar de esta declaración, nacida probablemente por el impacto que tuvo la huelga, el gobernador agregó que “en la provincia en general hubo cero días de paro, pero mientras la gran mayoría acepta los acuerdos salariales, reconoce las inversiones y ve las escuelas nuevas, algunas líneas sindicales deciden hacer paro” (ídem).

Los ojos vendados de Kicillof estuvieron acompañados por la desesperación de la burocracia Celeste de Baradel, que hizo girar un audio contra la huelga en todos los distritos, sacó a los secretarios generales de varias seccionales a atacar el plan de lucha en los medios locales y apretó junto a los funcionarios educativos a la docencia, amenazando con la reiterada cantinela de la ilegalidad de un paro que, sin embargo, les volvía a estallar en pleno rostro.

La desorientación de la jornada culmina con el gobernador declarando amenazante que el paro que nunca existió en sus cuatro años de gobierno “si no es oficial, el día se descuenta. Ya lo hemos hecho, no hay más pretensión que la de cumplir las normas”.

Kicillof y Baradel, que se erigen únicos dueños de los paros, que los guardaron en una caja bajo siete llaves, han tenido que reconocer públicamente la existencia de las medidas de huelga de la Multicolor.

Queda claro que la lucha por el derecho de huelga y de deliberación de las asambleas y plenarios que los convocan (en Bahía, justamente, fue una  asamblea de 1.000 compañeres) se ha fortalecido: La docencia pasó por arriba  del gobierno y del aparato burocrático de Suteba, que han llevado, conjuntamente, a la educación provincial al actual cuadro de deterioro, sobre el cual los Milei avanzan reclamando su privatización.

En las próximas semanas la docencia bonaerense discutirá las próximas medidas que darán continuidad a su plan de lucha.

¡Adelante, compañeres!

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