Sindicales

19/5/2022

Kicillof y un aumento mentiroso del “60%”

Vamos con la campaña por el paro nacional en la provincia de Buenos Aires.

Axel Kicillof.

El gobernador bonaerense Axel Kicillof cerró la “actualización” de las paritarias estatales en la provincia de Buenos Aires con un incremento salarial para la Bonaerense y el Servicio Penitenciario. El esquema se repite: un 10% extra en mayo y otro en diciembre, que se agregan a las cuotas pactadas, y que las burocracias presentan como un 60% interanual, por encima de la inflación.

En el caso de la policía, un oficial ingresante llegaría a fin de año a un sueldo neto mensual, con adicionales incluidos, de $120.000. Un salario por encima de los sueldos de pobreza de la mayoría de la docencia, los trabajadores de la salud pública y los empleados públicos, cuando la canasta básica trepó a los $95.000. El gobernador hace buena letra con la Bonaerense mientras retiene al represor Sergio Berni al frente del Ministerio de “Seguridad”, en una acción combinada de garrote y contención de los aparatos burocráticos.

 ¿“Plan equilibrio”?

Algunos periodistas presentan este 20% complementario, pagadero en dos cuotas, como un “plan equilibrio” frente a la estampida inflacionaria y la amenaza de una quiebra de la paz social. El rebuscado nombre del “plan” posiblemente recoja como fuente a los propios funcionarios del gabinete y a las burocracias de ATE y Suteba, que actúan como bomberas de todas las luchas.

Por estos días, Roberto Baradel se reunió con Axel Kicillof para ratificar el apoyo al “gobierno amigo”. Como sus pares, Baradel fue a la reunión de la Comisión Técnica Salarial sin mandato y a convalidar esta suerte de decretazo del gobierno. También el Colo de Isasi de ATE, la CTA “Autónoma” y las burocracias estatales cegetistas aceptaron sin chistar la oferta salarial del “60%” mentiroso (40%, más dos cuotas del 10% que terminaran de pagarse el último mes del año) a pesar de que no hubo reapertura de las paritarias sino una disposición unilateral del gobierno del Frente de Todos.

La mantención del esquema de cuotas y salarios a la baja financia al Estado ajustador y coloca a los salarios a la retranca de una inflación que ya se proyecta a un 70% anual. La carestía es más gravosa aún tratándose de los productos de la Canasta Alimentaria, dolarizados para cumplir con las exigencias de los exportadores.

La devaluación de los salarios del Estado y su licuación es una política de los “nacionales y populares” para reunir los fondos para pagar el canje de la deuda externa bonaerense y, como tal, un instrumento del ajuste cogestionado con ambas CTA´s. La bancarrota del Estado provincial es el mayor de los “desequilibrios” del que Kicillof quiere zafar, ajustando salarios, vaciando el Instituto de Previsión Social (IPS), agravando el endeudamiento y pactando el ajuste con Juntos por el Cambio en la legislatura.

La cogestión del ajuste

La destrucción de los salarios y las jubilaciones por obra del llamado impuesto inflacionario no es otra cosa que la libertad de los capitalistas para remarcar los precios ante la completa pasividad cómplice del gobierno y para aumentar la ganancia capitalista a expensas de la miseria popular.

La burocracia verde de ATE -aliada a la yaskysta verde y blanca en las estratégicas elecciones de junta interna de Educación- promovió la extensión de la jornada laboral a la que manipuló como una forma de recomposición salarial, para convalidar después el sistema de cuotas a la baja y hasta diciembre. Roberto Baradel y el Frente de Unidad Docente Bonaerense ratificaron su subordinación a Kicillof y al ministro Sileoni a pesar de que éste también plantea comenzar en agosto con la “quinta hora” de clase por turno en las escuelas primarias.

El pretendido “plan equilibrio” de Kicillof es un ajuste de los salarios y las jubilaciones, que cuenta con el visto bueno de las burocracias de ATE y Suteba. Los límites de los “nacionales y populares” son más brutales aún para las jubilaciones y pensiones mínimas. Para aquellos que cobran la mínima el aumento del “50%” significa pasar de los $14.040 actuales a $21.060, menos de la mitad de la canasta de indigencia. El bono de $6.000 a los 25.000 beneficiarios de las pensiones no contributivas es un “censo” del ajuste capitalista, y del vaciamiento del Instituto de Previsión Social. En la agenda capitalista está la reforma jubilatoria bonaerense.

Campaña por el paro nacional

La Marcha Federal multitudinaria, convocada por la Unidad Piquetera, y sus consignas de lucha por trabajo, salario y contra el hambre, denunciando el pacto con el FMI, remató con el llamamiento a un campaña común del movimiento piquetero y el activismo fabril para arrancar y construir el paro nacional.

El anuncio de la CTA “Autónoma”, de un paro nacional para el 24 de mayo, no pasa de una maniobra que ha ido perdiendo hasta demagogia y que posiblemente termine como una jornada anodina. El principal sindicato de esta “central” en el país y en la provincia de Buenos Aires, ATE, sigue sin definir mientras “Cachorro” Godoy se esfuerza por negar que el paro sea una acción contra el gobierno de Alberto Fernández, y mucho menos contra Kicillof.

El rechazo a la “política económica” de la CTA A apunta contra Martín Guzmán, en línea con la puja interna en el Frente de Todos, y subordinado a las maniobras de Máximo Kirchner, que quiere contener toda ruptura con el peronismo. Qué CTA-ATE tenga que apelar a la amenaza de un paro nacional, que no organiza y sí boicotea abiertamente en territorio bonaerense, da cuenta hasta qué punto la campaña por el paro sólo puede progresar luchando contra el ajuste capitalista y enfrentando a la burocracia sindical.

La campaña por la reapertura efectiva de las paritarias estatales y docentes y por un aumento que lleve el salario inicial por encima de los $120.000 es un puente para la intervención de los trabajadores en la campaña por el paro nacional con petitorios, asambleas, reuniones y pronunciamientos para que la clase obrera intervenga políticamente en la crisis. La agitación por el paro nacional en la provincia recoge todas las reivindicaciones populares de los barrios: por trabajo genuino, contra la precarización del empleo y las políticas privatizadoras disfrazadas de “sociedades de Estado”, como sucede en el Astillero Río Santiago y en el Biológico de La Plata.