Sindicales
30/9/2015|1383
Kraft, vuelta atrás
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La semana pasada se realizaron las elecciones para Comisión Interna de los trabajadores de Kraft. Ganó la lista 1, encabezada por el PCR, con el 56%, contra la lista 2, integrada por la Bordó-PTS, que obtuvo el 44%. La 2 se impuso en el turno mañana, la 1 ganó ajustadamente en el que era bastión de la Bordó, el turno noche, y sacó gran diferencia en el de la tarde.
La lista ganadora, a través de una campaña con ejes sindicales y reivindicativos, canalizó el descontento de una porción mayoritaria de trabajadores de la fábrica. Luego de seis años de una CI orientada por el PTS, un bloque del PCR con elementos del peronismo más o menos ligados a la burocracia de Daer y sectores independientes logró imponerse. La interna, ha vuelto a quedar en manos de quienes la dirigieron 16 años, hasta culminada la huelga de 2009, cuando firmaron el acta de paz social. En 2013 la hoy Lista 1, se presentó dividida en dos bloques. Ahora, unidos, ganaron.
El burócrata del sindicato, Rodolfo Daer, no fue ajeno. Adelantó dos meses las elecciones y expresó públicamente su apoyo a la lista 1 -después de la elección claro-, señalando un golpe a quienes encabezaron, en la última elección del gremio, la oposición de izquierda en el STIA Capital. Daer perdió el control directo de la fábrica hace 22 años y ahora festeja el triunfo de una lista que tampoco controla, pero con quienes tuvo 16 años de un pacto de no agresión hasta el conflicto del 2009. El burócrata busca capitalizar la derrota de la Bordó para ir por Pepsico en la próxima elección, allí sí con elementos ligados directamente.
La lista 1 centró su campaña en denunciar la diferenciación salarial interna, el congelamiento de los adicionales de horas extras, un mal funcionamiento del comedor de planta, el cierre de diferentes líneas de producción y fundamentalmente, un aumento de los ritmos de explotación de los trabajadores, producto de la reducción de personal. También denuncian que la ART de la planta no se hace cargo de los accidentes y enfermedades ocasionadas por los excesivos ritmos de trabajo. Todo irrefutable.
Se impone un balance. La fábrica no ha sido organizada para luchar por sus reivindicaciones. El rechazo a convocar asambleas generales, suplantadas por “habladas” por turno en el comedor de la planta, expresan esta orientación. La interna no quiso o no pudo liderar incluso paros de sectores, como fue la lucha de mantenimiento por el cumplimiento de un acta que en el pasado había firmado Daer y no se respeta. Las líneas no fueron organizadas para detener el aumento de los ritmos. Hubo reacción sólo ante casos extremos en la desatención de enfermería. El atraso en materia de categorías es enorme y la falta de efectivización de contratados permitió momentos de reducción violenta de personal. El PTS señala que no hubo despidos, formalmente hablando, en estos años. Pero la realidad es que hubo corte de contratos y retiros voluntarios, modalidad central hoy en toda la industria.
Otro aspecto crucial en el trabajo por una conciencia de clase de un colectivo fabril es la actitud ante las luchas de conjunto de la clase obrera. La Comisión Interna dirigida por el PTS rechazó parar la fábrica ante paros convocados por el sindicato, señalando que eran “de la burocracia”. En ocasión del más importante de los paros nacionales de la CGT, Kraft trabajó normalmente. Kraft no acompañó la huelga general cordobesa de la alimentación que, en 2010, rompió el techo salarial kirchnerista y arrancó un 35% de aumento, sino estrictamente los paros nacionales de la Federación. En mayo, en el último paro de la paritaria de Alimentación, Daer paró la fábrica con un piquete desde afuera porque no se garantizaba desde adentro. O sea que Kraft no fue, ni de lejos, la vanguardia del gremio a escala nacional para liderar un proceso de reagrupamiento clasista.
Al mismo tiempo, la interna de Kraft no participó activamente de los plenarios y movilizaciones convocadas por el Sutna San Fernando y las acciones comunes con todo el activismo de la zona norte en los paros nacionales. El reclamo por la abolición del impuesto al salario (y el descuento erróneo por parte de las patronales) y demás reivindicaciones, son elementos que colaboraron con el desarrollo independiente del clasismo. Las convocatorias del Sutna, promovieron un frente único ante la burocracia y el Estado.
Nueva etapa
Si bien Daer festeja la derrota Bordó, no puede anotarse el triunfo como propio. El PCR, que encabeza la lista ganadora, ha formado parte de las listas de oposición a Daer, junto con la Bordó y el resto de las agrupaciones independientes que intervienen en el STIA. Tampoco la elección de Kraft significa un triunfo del clasismo, como señala el PCR en su periódico Hoy. Se trata de una corriente seguidista de la centroizquierda sindical (Verde en ATE), que no caracteriza a la burocracia sindical como tal, sino que diferencia entre sindicalistas “traidores” y los otros, cuya frontera la establece el PCR en cada ocasión.
El destino de la nueva comisión interna estará determinado por la capacidad que tenga de organizar y conquistar los reclamos más inmediatos de los trabajadores y la política que adopte frente a la crisis más general, que augura nuevos ataques al movimiento obrero. Al mismo tiempo, quedará por verse, la política que se dará respecto de las elecciones del STIA Capital, que debieran ser a principios del año que viene. ¿Mantendrá el PCR su participación en una lista de izquierda, habrá lista, aceptará el PTS no encabezarla?
La tarea de conformar un gran reagrupamiento clasista en todo el gremio de la alimentación se presenta con una nueva vigencia. Las posibilidades del clasismo y la izquierda en este gremio dependerán, en gran medida, de balancear críticamente lo actuado y trazarse nuevos objetivos. La Coordinadora Sindical Clasista y el Partido Obrero contribuirán a estos objetivos.