Sindicales
23/5/2022
La burocracia sindical contra los “grupos concentrados” para exculpar al gobierno
“Paro”, marcha y actividades de las CTA´s y la CGT buscan canalizar el descontento, con una política de control de daños.
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Hugo Yasky, Gerardo Martínez y “Cachorro” Godoy.
La burocracia sindical al frente de las centrales obreras, tanto de la CGT como de ambas CTA´s, se encuentra en un posición más que “incómoda”, al tener que aparentar y/o impulsar alguna medida ante el salto en la crisis social y económica, pero sin golpear al mismo tiempo al gobierno nacional del ajuste, que ella misma integra.
Es lo que le ocurre a las direcciones de las tres centrales, las cuales coinciden en acciones y/o proyectos de movilización, siempre aisladas, contra los “grupos concentrados” y los “formadores de precios”: un artilugio, poco elaborado, para eximir de responsabilidad al gobierno de Alberto Fernández y Cristina Kirchner.
La CTA Autónoma convoca a un paro para este 24 de mayo, bajo la consigna “Fuera el FMI de la Argentina. Que la deuda la paguen los que la fugaron”, algo que se emparenta con la orientación del kirchnerismo de reconocimiento de la deuda y pago integral, y que tampoco explica por qué el FMI debería retirarse hasta que el supuesto pago se consume.
Pese a que en el sitio oficial de la central no hay ningún texto o comunicado escrito que formule los términos de la convocatoria –solo hay un banner-, el secretario general de la central, Ricardo Peidro, responsabiliza de la actual situación al gobierno de Mauricio Macri y al FMI, como si el gobierno actual no existiese. Por su parte, Hugo “Cachorro” Godoy reclamó que “se le ponga límite a la inflación, producto de los grandes grupos económicos”.
En este orden de cosas, desde la CGT empezó a trascender la idea de una movilización contra “los formadores de precios”. Pablo Moyano, quien venía a traer aires nuevos a la central, colocó la suba de precios y el ajuste como consecuencia unilateral de la “falta de solidaridad del empresariado argentino” (Perfil, 21/5).
El buchón de la dictadura militar, Gerardo Martínez, declaró que se “imagina” una próxima marcha de la central “contra la inflación” y los formadores de precio. Algo que también recogió su par Acuña. Martínez viene de protagonizar un acto de respaldo a Alberto Fernández, sin mención alguna a dicha cuestión.
Recordemos que la CGT respaldó el acuerdo del gobierno con el FMI, en un comunicado oficial, lo cual la coloca en una situación imposible respecto a las consecuencias dañinas de la política pactada. La mención a alguna acción aislada sirve para descomprimir el descontento en las bases tras tandas y tandas de paritarias que son superadas, una tras otra, por los precios.
La CTA de los Trabajadores, que conduce Hugo Yasky, tampoco se aparta del libreto. Para este lunes 23 organizaron un “panazo nacional contra los formadores de precio”. Yasky declaró ante el medio Télam que “no hay un plan de ajuste hacia los trabajadores”, apuntando aisladamente contra la inflación y los empresarios.
Lo que es incuestionable es que los anuncios, amagues, tentativas y paros vaciados ocurren luego de que la Unidad Piquetera sacudiera en escenario nacional con su plan de lucha y con la imponente Marcha Federal, que sumó a gran parte del sindicalismo combativo, y que se comprometió a construir un paro nacional desde abajo, con la convocatoria a un plenario nacional de trabajadores ocupados y desocupados.
Las acciones y actividades de la burocracia sindical tienen poco que ver con una respuesta obrera a la política de ajuste que impulsa esta gobierno y que es resultado de su sometimiento al FMI por medio del pacto ruinoso que esa burocracia, en su casi totalidad, ha refrendado. Se inscriben en los reacomodamientos e internas del gobierno y en una lavada de cara ante los trabajadores, incluso con miras a las elecciones y reagrupamientos hacia el 2023.
La lucha contra el ajuste parte de reconocer a sus verdaderos responsables. Las centrales obreras deben romper con el gobierno y el pacto con el FMI y organizar la lucha y el paro nacional junto a los trabajadores; no valerse de estos para encajar sus espacios en uno u otro rearmado de temporada, al tiempo que el barco oficial navega a la deriva.
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