Sindicales

24/1/1998|572

La caída de Corni

Antes de las vacaciones, en paralelo con Ford, la patronal de Corni anunció los otros 44 despidos que había ‘prometido’.


En dos meses quedó en la calle el 25% de la fábrica, y además se prolonga por tiempo indeterminado la ‘emergencia* que dio paso a la flexibilidad y a una rebaja salarial del 20%.


Las nuevas cesantías no motivaron la convocatoria a asamblea por parte de la Comisión Interna. “Para qué amargarles las vacaciones a los compañeros”, dijo el secretario general. Esto no hizo más que agravar la bronca en fábrica y la crisis de esta Comisión Interna, que no viene de ahora.


Ya en estas páginas, dos activistas despedidos habían denunciado que la primera tanda de 23 compañeros descabezó a los elementos más luchadores, que se oponían a prorrogar la rebaja salarial, a los que la CI conocía como nadie.


También denunciaron que la CI vino a levantar el paro que espontáneamente se había declarado la madrugada del 27 de octubre, cuando los 23 activistas no pudieron atravesar la verja de entrada. Tras dos semanas de movilización, de intentar nuevas asambleas, de reclamar en el Ministerio y cumplir horario en puerta de fábrica, quedaron en la calle con diversa suerte en el plano indemnizatorio.


Al mes siguiente, un caracterizado integrante de la comisión que militó en la coordinadora Atlántida-Corni, en tiempos de la Marcha Federal, abandonó la lista de la interna. Antes de las vacaciones, los dos delegados de la sección noyerías renunciaron con un acuerdo económico, manifestando que “no soportaban más sacar la cara por las entregadas de la Interna”.


Los despidos son, en realidad, consecuencia de la superexplotación y no todavía de la crisis, lo que hace pensar que esto recién empieza en Corni.


La Interna se prepara para esta fase perfeccionando sus mecanismos de freno y desmovilización. En Corni han estallado años de capitulación morenista, en primer lugar ante la descarada corrupción de Domínguez, el secretario general, que fue ‘paseado’ por cuanto encuentro sindical ‘clasista’ hubo (La Rioja, Unión y Benevolenza, Verdi, Atlanta) a pesar de ser desde hace años dueño de la concesionaria de la limpieza (y explotador de sus obreros) en la propia Corni. Hoy es propietario de camiones y otras explotaciones, no trabaja, tiene excelentes relaciones con Minguito y ‘baja’ a fábrica toda vez que hay que apagar algún incendio de los obreros. También se destaca la ‘coexistencia pacífica’ con el miguelismo de la seccional, al que nunca le quisieron presentar lista opositora, o la negativa a impulsar la interfabril de la zona Norte. Llegaron al extremo de hacer parar toda la fábrica en el paro de la CTA-MTA posterior a la Marcha Federal, mientras la interna lo carnereaba “para evitar sanciones de la seccional”.


Más adelante vino la aceptación sin lucha de la flexibilidad, las suspensiones y la rebaja salarial, con el pretexto de que “acumulamos fuerzas para disputarle la seccional a Minguito”. Jamás llegaron a disputarle nada y hoy es una de las Internas más corruptas y burocráticas de la UOM zonal. Las ‘hábiles maniobras’ del Mst acabaron en la fundición y hasta la corrupción de buena parte del activismo de fábrica.


En ocasión de los 23 despidos, el Mas, que heredó algo del pasado, se opuso a poner en pie una olla popular, un fondo de huelga y una campaña publica en la zona, que sí impulsó el PO. Abstencionistas en la lucha, también lo fueron en las elecciones del 26 de octubre.


Los trabajadores de Corni tienen la tarea de reorganizarse, expulsando a la burocracia sindical de la CI.

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