El consejo directivo de la CGT se reunió este jueves 20 para aprobar un documento y planificar un acto para el 2 de mayo -con la invitación al ministro Sergio Massa mediante- con eje en garantizar la paz social en medio del ajuste fondomonetarista contra los trabajadores y con la mirada puesta en las listas del Frente de Todos y una eventual negociación futura con un gobierno de la oposición patronal. La repentina aparición de la burocracia sindical responde al tamaño de la crisis económica y política, con el objetivo de seguir favoreciendo la contención social. La central obrera no discutió ninguna acción en defensa de los salarios y los trabajadores.

El documento discutido por la burocracia al frente de la central obrera expresa claramente su intención de continuar en cuarteles de invierno, a pesar del agravamiento de la crisis económica y social, los 18 millones de trabajadores en la pobreza y la caída del poder adquisitivo de los salarios.

Las exhortaciones hacia “toda la dirigencia en general”, “un gran consenso político, económico y social” y “la dirigencia política, sin distinciones partidarias, sin diferencias entre oficialismos ni oposiciones circunstanciales” son una exculpación a todo un régimen social y político responsable del empobrecimiento de millones de trabajadores. Y una invitación a negociar con unos y con otros.

La CGT se vino con el plato recalentado de un "consenso económico y social de mediano y largo plazo", cuando ahora mismo están reventando el poder adquisitivo de salarios y jubilaciones. Sólo una coartada para encubrir a Massa. Reapertura de paritarias, paro nacional.

— Néstor Pitrola (@nestorpitrola) April 20, 2023

La burocracia de la CGT manifestó que “la inflación y pobreza deben encabezar las prioridades” y que asistimos a una “crisis económica y social, heredada y agravada por un escenario de inestabilidad macroeconómica que se manifiesta a través de una escalada inflacionaria creciente que pulveriza el poder adquisitivo de los salarios; escasez de divisas, informalidad laboral y un proceso de aumento en su pobreza estructural, inaceptable para la Argentina, que alcanza a un 40% de nuestro pueblo, condenando a la marginalidad a millones de argentinos y argentinas y ponen en serio riesgo la cohesión social”.

Pero convoca a la misma clase política y social responsable de este descalabro a “asumir el compromiso de erigirse en garantes del bienestar colectivo”. De paso, no menciona responsabilidad alguna en el deterioro del poder adquisitivo de los salarios por medio de negociaciones paritarias ajustadas a las metas oficiales y la entrega sistemática del salario mínimo con su acuerdo y complicidad.

Tampoco se hace mención a las consecuencias de la aplicación del pacto con el FMI que dicha dirección burocrática convalidó y respaldó en otro documento público, que es el causante de las “políticas macroeconómicas” de ajuste que la CGT señala.

Entre la enumeración de puntos “programáticos” del texto difundido se pueden apreciar formulaciones donde la consideración de tibieza sería un elogio.

A quienes sistemáticamente califican como los formadores de precios responsables de la inflación –excluyendo, obviamente, al propio gobierno- le demandan “un mayor compromiso de responsabilidad social empresaria”.

Ante la injerencia predominante de un FMI, que ni mencionan, señalan la necesidad de “recuperar la independencia económica para evitar que nuestras decisiones soberanas no sufran los condicionamiento de intereses ajenos a la Nación”.

Por último, manifiestan querer ser parte en la discusión de los cambios y las reformas laborales con la incorporación de nuevas tecnologías y procesos, profundizando una orientación de avance de las reformas laborales de hecho, convenio por convenio, como lo ocurrido en la multinacional Toyota.

En la antesala de un nuevo 1° de mayo de los trabajadores, la burocracia sindical de la CGT hace gala de su condición de auxiliar del ajuste patronal, ofreciéndose como un interlocutor de la crisis para “apaciguar las aguas” y mantener la gobernabilidad del FMI y sus personeros políticos. De lo que en verdad le toca -representar los intereses de los trabajadores y convocar a medidas de lucha concretas- no hay nada.

Un dirección que le da la espalda a los procesos de movilización y lucha que emergen entre los trabajadores, como la huelga de los trabajadores de Clarín contra los despidos o los paros y acciones docentes, y que ningunea las acciones del movimiento de trabajadores desocupados y precarizados que se abren camino contra el ajuste fondomonetarista, por salario, trabajo genuino y una salida de la pobreza para millones de trabajadores.

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