Sindicales

15/4/1988|221

La crisis de la lista celeste

El desarrollo de la huelga docente ha llevado al reforzamiento en varios distritos de la CTERA(g) y de la lista Celeste, vinculada nacionalmente a la burocracia de los 25 y a Cafiero. La asamblea provincial de AMSAFE, por ejemplo, resolvió su incorporación a la Central de Garcetti y en el mismo sentido se habría pronunciado la entidad de base del Chaco. La Celeste ha explotado para obtener este resultado dos factores fundamentales, como lo son la bancarrota de la CTERA(a) y el patrocinio que ha recibido desde hace largo tiempo del aparato del Estado.

La CTERA de Arizcuren dejó a la deriva a un conjunto de entidades con raíces propias en el movimiento docente, que estaban interviniendo enérgicamente en la huelga. Arizcuren pretendió que Ubaldini lo pusiera de orador en la “marcha blanca", lo que fue un índice de su desatino. En realidad, este difunto secretario general quiso hacer migas con el radicalismo apoyando el levantamiento de la huelga en Corrientes, pero hasta ahora no obtuvo ningún rédito. El y su aliado el Mas son los grandes perdedores en la huelga docente.

La CTERA(g) cuenta con el reconocimiento legal del Estado desde que Alderete fuera ministro, y ocupa asimismo un lugar especial en el “pacto de gobernabilidad” que Cafiero y Alfonsín montaron en reemplazo del acuerdo con Alderete. Ni qué decir que la Celeste es respaldada por toda la burocracia sindi-cal. El paro aislado del 14 fue llamado precisamente por esta burocracia por unanimidad para, entre otras cosas, forzar una salida al conflicto docente, que saquea la burocracia de la disyuntiva de traicionar abiertamente o profundizar la huelga, con el peligro de enfrentar en este último caso aún más a Cafiero y Alfonsín.

La Celeste comienza a dislocarse

Pero el reforzamiento de la CTERA(g) y la Celeste en el curso actual del movimiento de lucha tiene el poderoso límite del desarrollo de la huelga misma y principalmente de su profundizaron. Este I hecho agudiza el conflicto de la Celeste entre su lealtad a la burguesía y su deseo de defender su autoridad sindical ante las bases.

En Mendoza, Córdoba, Chaco, i sectores enteros de la Celeste se han pronunciado por el acuerdo con los gobiernos provinciales, es decir por la fractura de la huelga en la línea de la “provincialización" del conflicto. En Neuquén, la directiva Celeste se ha visto obligada a neutralizar a los elementos rompehuelgas, aunque procurando no abrir brechas en favor del activismo clasista. Es así que, si de un lado reclama una gran marcha a Plaza de Mayo, por otro ha buscado impedir que el movimiento barrial de apoyo a los docentes siguiera un curso independiente del gobierno y los partidos patronales (ver nota). Luego de que la asamblea de ATEN fijara el inicio de una caminata a Buenos Aires para el 9 de abril, la JE decidió diferirla para el 18 con llegada a Buenos Aires para el 28, es decir estirando todo lo posible la movilización.

En Santa Fe, la mayoría de la Celeste se negó a impugnar la búsqueda de un acuerdo provincial con el gobernador Reviglio, por parte de AMSAFE. Sin embargo, en las elecciones en la seccional Rosario, la Celeste se partió en dos: un sector armó una lista con funcionarios del gobierno provincial y el otro se presenta enfrentando a aquél. En varios distritos del Suteba la crisis de la Celeste tiene un carácter potencial: hay muchos activistas de la Celeste que están impulsando la huelga más allá de las perspectivas regimentadoras de la propia conducción. Estos delegados, que hasta ahora fueron fieles al marysanchismo, se sumaron sin embargo a las críticas por la presentación de una “contrapropuesta secreta” de la dirección de CTERA al gobierno que nadie conoce y nadie aprobó.

En concreto se ha abierto una etapa de dislocamiento de las diversas conducciones Celestes ante la agudización de las presiones y la lucha. El eje de esta crisis es que la directiva celeste está colocada frente a un movimiento huelguístico que no encaja en su política, que enfrenta a los gobiernos justicialistas que son sus tutores políticos y que pone en discusión el “protectorado” del Estado burgués sobre la CTERA(g). Su estrategia no está puesta en la victoria sino en la búsqueda desesperada de un compromiso con gobierno y gobernadores que quieren derrotar la huelga, pero por el otro lado tiene el límite granítico de esta huelga maciza e inmensamente popular.

La izquierda de la Celeste aparece conciliando con las tendencias de la docencia en huelga o impulsándolas en algún caso. Aunque en términos generales se siente interpretada porta JE, este es un proceso de constantes cambios y realineamientos. La crisis (aunque dé ninguna manera ruptura) de la alianza de Garcetti con los peronistas renovadores es un golpe muy fuerte que recibe el cafierismo, pero por sobre todo la burocracia celeste. El enfrentamiento contra la huelga docente define tajantemente frente a los propios activistas peronistas el carácter de clase y la agresividad capitalista del cafierismo. Detrás del reforzamiento circunstancial de Garcetti y la Celeste se está desarrollando subterráneamente un proceso de fractura del aparato dirigente, en algunos casos más abierto que en otros, que fue concebido como el marco de contención y regimentación de la lucha docente.

Todo esto confirma la justeza de la política de independencia de clase de la organización sindical del Partido Obrero. pues ella ha servido para orientar la huelga y para orientar a los activistas celestes ante las contradicciones insalvables de su dirección.