Sindicales
11/3/1993|384
¿La escuela está en "orden"?
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El comienzo del ciclo lectivo del presente año tiene todas las características de la parodia. El Estado finge que está asegurando el derecho a la educación y la burocracia de los sindicatos finge que está defendiendo el salario de los docentes, y ambos se complotan en la pretensión de que los estudiantes finjan que están realmente aprendiendo y los maestros que están asegurando el mantenimiento de sus familias y el desenvolvimiento de sus vocaciones. El objetivo de todo esto no podría ser más reaccionario: ofrecer una ficción de orden.
Este denigrante inicio escolar fue sinuosamente preparado por el romance senil entre el nuevo ministro de Educación, impuesto por el clero, y la remanida Mary Sánchez. En los encuentros de cúpula oficialmente conocidos siempre hubo algún tipo de novedad estética: a fines del año pasado, Mary Sánchez hizo repintar los cuartos del local de Ctera para recibir a Rodríguez; más recientemente la burócrata quiso que se destacarasu atuendo juvenil en una visita al Ministerio. Hay un fuerte olor a descomposición en este idilio entre la dirección “anti-menemista” (?) y el gobierno menemista.
La vocación unificadora y centralizadora de Ctera se ha agotado en las gestiones con el ministro, ya que no tiene ninguna manifestación en el plano de la unidad del gremio. Siete sindicatos provinciales iniciaron el año con huelgas sin que la burocracia ceterista se diera por aludida. Hoy por hoy, la política de inacción de esta burocracia es el principal factor, si no el único, de división y fractura gremiales.
Solamente debido a esta aguda podredumbre burocrática pudo Duhalde mantenerse firme en su negativa de aumentar los salarios, limitándose a pasar al básico un ítem salarial “no remunerativo” de $ 26,50. A fines de febrero, un congreso de la FEB había votado iniciar el año con un paro de cinco días, abriendo una enorme crisis con la burocracia de este sindicato, que tuvo que convocar a un nuevo congreso, que volvió a perder, pero donde no se logró efectivizar la huelga debido a una disposición de estatuto que exige para ello el 75% de los votos. Como se ve, a la burocracia no la inmuta saber que se encuentra en minoría dentro del gremio.
El resultado del Congreso de la FEB le sirvió al Suteba para anular su propia decisión de ir a la huelga, apelando para ello al argumento de que no debían parar solos. Cuando la burocracia se pone a interpretar el papel de unitaria ello significa que pretende estrangular la lucha en nombre de la unidad. Una línea unitaria bastante más consecuente hubiera sido llamar a la huelga en consideración al 60% de los congresales de la FEB que habían concretamente votado un paro general.
No hay que perder de vista, claro, que las monerías de la Mary Sánchez con el ministro Rodríguez tienen la prostituyente intención de obtener del gobierno que otorgue a Ctera la representación sindical en la obra social (Osplad). Lo que a Ctera le corresponde por derecho, la burocracia quiere conseguirlo a costa de los trabajadores. Pero así no lo va a obtener tan fácilmente, máxime si se tiene en cuenta que el gobierno pretende privatizar las obras sociales de los sindicatos. La burocracia finge para los demás y no quiere admitir que el gobierno finge para ella y que en definitiva todos se están engañando entre sí y simultáneamente.
Se ha llegado a un grado enorme de podredumbre y a un completo estancamiento. Esto por el lado de las cúpulas. En las bases es manifiesta la voluntad de lucha expresada por la mayoría de los delegados de la FEB y de Suteba, en Buenos Aires, y por las grandes huelgas en el interior del país. Lo que se impone hacer, de aquí en más, es organizar esta unidad en las bases, formando comités comunes y agrupaciones para darle una perspectiva a la docencia y a la educación.