Sindicales

5/4/2021

Debates

La huelga de Salud en Neuquén y la independencia política

Las posiciones ante el Estado y las burocracias sindicales.

La masiva rebelión que arrancó hace un mes en rechazo al acuerdo ruinoso por el 12% que firmaron las burocracias de ATE y UPCN, en su desarrollo de semanas, fue exponiendo una cuestión de fondo: el papel de estas rebeliones desde abajo y la estrategia ante el Estado y las burocracias sindicales.

Un cuestión clave y que debe ser analizada para cada situación en concreto, y es lo que corresponde hacer para el caso de esta huelga.

Hay que considerar que cuando estalla la rebelión hospitalaria (cuarenta asambleas en toda la provincia rechazaron el acuerdo salarial firmado por la burocracia), el sindicato Aten de trabajadoras/es de la educación, así como el sindicato judicial, los profesionales de la Salud, nucleados en Siprosapune y otros sectores estaban arrancando también sus reclamos salariales y de condiciones laborales. A esto debe sumarse el marco de movilizaciones multitudinarias y cortes implementados por las organizaciones piqueteras.

En este contexto es que se dieron dos extraordinarias movilizaciones donde la izquierda y los sectores del clasismo tuvimos la iniciativa y superamos largamente a las organizaciones ligadas al Frente de Todos el 8M, y fuimos únicos convocantes a la marcha del 24M. En es realidad concreta es que hay que analizar el comportamiento que tuvo cada corriente político-sindical, en especial las referenciadas en los partidos del FITU.

El balance respecto a la huelga de ATEN y sus corrientes internas, así como el del 8M y 24M, están reflejados en sus respectivos artículos de Prensa Obrera ya publicados.

La huelga de Salud

Cuando esta huelga arrancó, correctamente, se movilizó uno de los días hacia las puertas del sindicato ATE. Miles de trabajadoras/es corearon ante una sede cerrada, “se va a acabar la burocracia sindical”. El movimiento expresó que consideraba a la dirección de ATE como enemiga de la huelga y se lanzaba a una lucha para superar a esa dirección burocrática, a la que se calificó una y otra vez de traidora.

Es en estas circunstancias concretas, y en medio de otros sindicatos en lucha y una provincia convulsionada, que quienes se reivindican del clasismo, debemos hacer los esfuerzos máximos para dotar de una dirección alternativa respecto a la burocracia. Nuestro planteo fue muy claro desde el inicio: Congreso de bases, delegados y juntas y seccionales recuperadas, comité de huelga común.
Este planteo tuvo dos escollos, sobre todo en las asambleas interhospitalarias: por un lado la de delegados que no querían “mezclarse” con otros sindicatos y, especialmente, del PTS, que se opuso tanto en Aten, como en los hospitales al Congreso de unidad y el comité de huelga. El hilo rector de su planteo fue “exigir a las conducciones sindicales de ATE y UPCN que declaren estado de asamblea permanente y paros sorpresivos” (LID, 2/3). Pero esas “conducciones sindicales” acababan de firmar el miserable acuerdo salarial, aún la tinta estaba fresca. “Exigirles” que inicien un proceso deliberativo y de paros es alentar ilusiones en la burocracia, además de una vía muerta para el conflicto, como se demostró rápidamente, ya que esas “conducciones sindicales” llamaron a ilegalizar la huelga y pedir sanciones.

Cuando se derrumbó ir por ese lado, apareció la otra fracción de ATE, ligada a la conducción nacional y enfrentada a la conducción local de Quintriqueo. La dirección nacional de ATE dio cobertura legal al paro como forma de ganar terreno en la provincia, y nada más. No pretende impulsar la huelga y su victoria, ya que ella misma venía de firmar acuerdos salariales tan ruinosos como los que firmó Quintriqueo.

Lo correcto era y es no sembrar ninguna expectativa en esta burocracia nacional que, en lugar de poner toda la carne a la parrilla para la victoria, corrió a pedir una intermediación de la delegación local del Ministerio de Trabajo de la Nación. La pretensión de colocar a los sectores del Frente de Todos del lado de la huelga duró un suspiro: el Ministerio de Nación sacó el caso de las manos de la delegación local y la mandó a morir al fondo de los cajones. Las expectativas generadas en gran parte del activismo de la huelga, terminaron defraudadas, porque la delegada local del ministerio, como la ATE nacional metieron violín en bolsa.

El otro aspecto clave en la independencia política es en relación a las instituciones del Estado capitalista. Una huelga puede explorar las contradicciones dentro del régimen político, pero nunca poner expectativas en que esas contradicciones entre bloques patronales puedan romper el límite de su política esencialmente antiobrera. Y así se evidenció en la “audiencia pública” que se realizó en la Legislatura. El bloque del FdeT se negó a aportar sus votos para impulsar una sesión especial, método que obligó al gobierno a sentarse a negociar en la pasada huelga minera.

Sin embargo el PTS afirma que “depende de los diputados del MPN. En el caso de la legislatura y del poder ejecutivo que tiene en sus manos la resolución de este conflicto” (LID, 30/3). Ni depende de las y los diputados del MPN, que cierran filas con su gobierno, ni de los del FdeT, respecto a los cuales y su demagogia no pronuncian ni una palabra. Las huelgas no pueden ser puestas como furgón de cola de ningún bloque patronal. Por el contrario la experiencia huelguística debe poder dejar al desnudo los límites infranqueables de clase entre quienes se dicen opositores dentro de las expresiones patronales.

Todos estos balances serán parte del debate en el próximo plenario de la Coordinadora Sindical Clasista el próximo 10 de abril, donde junto al activismo sacaremos las conclusiones más ricas para el clasismo.

https://prensaobrera.com/sumate-al-plenario-de-la-coordinadora-sindical-clasista-10-de-abril-por-zoom/