Sindicales

24/7/2014|1324

La intervención “envenenada” de Caló

Weatherford – Río Tercero

Después de tres meses de conflicto, Antonio Caló, el secretario general de la UOM y de la CGT Balcarce, decidió intervenir en el conflicto de Weatherford.

Caló prometió a los delegados obreros que lograría lo que no lograron ni el ministro Carlos Tomada ni el gobernador Juan Manuel de la Sota: sentar a la empresa a discutir y que, si esta no lo hacía, declararía el paro en las plantas que la empresa tiene en Neuquén y San Luis.

Caló, por su parte reclamó, a los trabajadores que se afilien a la UOM y prometió intervenir la seccional Río Tercero de la UOM, la que se negó históricamente a afiliar a esos trabajadores en el gremio.

Ciento treinta de los 150 obreros están afiliados al sindicato de químicos y petroquímicos, ante la connivencia de años entre la burocracia local de la UOM y la empresa. El conflicto de Weatherford, que hoy tiene 61 despedidos y 15 suspendidos, nació cuando la patronal no quiso reconocer la decisión de los trabajadores de afiliarse a otro gremio y elegir delegados, una clara persecución sindical.

Los trabajadores despedidos y suspendidos quienes, junto a sus familias, se mantienen bloqueando la planta, aceptaron la intervención de Caló y sus términos, buscando una salida a la intransigencia patronal.

La patronal actúa con la complicidad de los gobiernos, tanto el provincial como el nacional. El ministro de Trabajo de De la Sota lejos de obligar a Weatherford a reincorporar a los despedidos, presionó para que éstos agarrasen indemnizaciones, en algunos casos, o suspensiones indefinidas, en otros, amenazándolos con declarar la ilegalidad de la lucha y reprimir. Tomada no movió un dedo, pesaron los acuerdos comerciales de Weatherford con YPF.

El otro gran responsable de la “intransigencia” patronal es la burocracia de la UOM. Caló no ignoraba la política de la seccional Río Tercero, ni tampoco el conflicto. La intervención de Caló está “envenenada”, busca montarse en la desesperación de los trabajadores para ponerle un punto final a una lucha muy aguerrida, persistente, que logró la adhesión de la población de Río Tercero.

Caló y la UOM Córdoba acompañaron la política de la burocracia de la seccional local. No emitieron en estos tres meses ni siquiera un comunicado de solidaridad, mucho menos aportar un peso para el fondo de huelga. Caló no intervino por partida doble, porque además la federación de químicos está en la CGT Balcarce que él mismo dirige.

A Caló hay que exigirle que movilice a la UOM nacional, que decrete un paro general por Weatherford y por los miles de trabajadores que están suspendidos y despedidos.


Eduardo Salas