Sindicales

6/6/2002|757

La jornada del 29 dejo en claro la tendencia a la huelga general

El paro de la CTA el 29 de mayo fue muy superior a sus paros anteriores, lo cual revela una tendencia a la huelga general que supera a la dirección de De Gennaro. No en vano, la CTA evitó “prolijamente” plantear “que se vaya” alguien, al contrario, pidió “que se acabe la pobreza” mediante “un cambio de rumbo del gobierno”.


“Apoyada por el ARI, el Frente Grande y las Apymes” (Clarín, 30/5), la medida tuvo también un carácter electoral, que Micheli se ocupó de propangandizar en el modesto acto de Congreso con sus alusiones al Frenapo. Días antes, en un plenario de ATE, había dicho directamente que “llegó la hora de apostar a la salida política apoyando a candidatos como Carrió y Zamora”. Pero De Gennaro pidió menos que un adelantamiento electoral cuando reclamó “un plebiscito contra el FMI”, algo que ya hicieron las encuestadoras con resultado ganador (52%).


Tregua


La medida nació luego de una tregua de 5 meses, que licuaron los salarios y dieron lugar a 250.000 despidos. Sin un balance de esto y sin autocrítica, la CTA produjo un “paro repudio” en momentos en que los trabajadores producen grandes huelgas, cortes y ocupaciones (docentes, por ejemplo), ocupaciones de fábrica y piquetazos en todo el país. Durante la tregua, hubieron levantamientos provinciales en San Juan, Tucumán, Jujuy y Entre Ríos, sin apoyo de la CTA. No se escuchó tampoco que la CTA fuera a abandonar la concertación, ni el bochornoso consejo nacional de reparto de los planes “jefes de hogar”, y mucho menos los consejos consultivos “punteriles” de crisis en todo el país.


Este problema de no poder anunciar cómo sigue todo, cómo acabar con el gobierno hambreador, más las múltiples crisis internas de la CTA y, por sobre todo, la silbatina de los 20.000 docentes que en La Plata no habían dejado hablar a Yasky seis días antes, determinaron que no hubiera un acto central; se quiso evitar una silbatina o una partición, como en Mar del Plata y en Rosario. No hubo ni voluntad política ni condición de ganar la Plaza de Mayo.


El alcance del paro


En la Utpba, uno de los gremios que habían “olvidado” los paros, tuvo un carácter especial el parazo de Perfil, cuya patronal terminó dando asueto, a pesar de lo cual se concentraron allí, organizados por su combativa interna, casi 100 compañeros de la editorial y algunas delegaciones que marcharon con ellos con las consignas “que se vayan Duhalde y el FMI”, “ningún despido”. El piquete se integró a una columna que totalizó 600 compañeros y que recorrió Perfil, Clarín, La Nación, Crónica y otros.


En ATE paró en masa Justicia, en Salud fue muy fuerte, fue masivo en Segemar y Conea, y total en sectores obreros como los mineros del Turbio y el Astillero Río Santiago. Con menos entusiasmo ficharon sin trabajar las combativas “torres” estatales en La Plata, que fueron protagonistas de grandes ocupaciones en el mes de marzo. En docentes, aunque no en forma total, paró fuerte Capital, y en la provincia de Buenos Aires alcanzó un índice que no lograba desde hace varios años. El paro de la AGD, en la UBA, fue total, tal cual lo expresó en su buen discurso, en el Congreso, Néstor Correa.


En Córdoba, el paro arrastró a las tres centrales a una movilización, aunque no pararon, salvo los municipales. En Chaco y Misiones hubo tractorazos de productores rurales y yerbateros. Hubo movilizaciones de trabajadores en Jujuy, Salta, Paraná, Santa Fe y Mar del Plata, entre otras. Se dio el caso de obreros que aisladamente pararon en el gremio gráfico, cuyo sindicato no tiene nada que ver con este paro ni con ningún otro. También se abrió un debate en la base de la DGI, gremio moyanista.


La nota del paro fueron los piquetes, que ganaron por lejos la primera plana. Así, el paro fue pensado para “zafar” de su posible falta de repercusión, con la colaboración políticamente indiferenciada, de la CCC, que actúa como brazo de la CTA. Sólo en La Matanza hubo 8 piquetes, cuatro de ellos en la ruta 3, con miles de piqueteros. Esto se reprodujo en centenares de puntos de todo el país.


El Bloque y la Huelga General


El Bloque Piquetero intervino con sus propios piquetes y sus propias banderas. Se destacó la columna cordobesa, fundamentalmente del Polo Obrero, que ocupó un cuarto de la movilización de 5.000 compañeros, sólo comparable a la masa municipal en lucha. El Polo fue la nota política en esta conmemoración de los 33 años del Cordobazo.


En La Matanza, el combativo Suteba movilizó a 1.000 docentes, acompañado por parte del Bloque, el MTL y el Cuba. Con dificultades para desplazarse, 350 compañeros del Polo cortaron el km 32. En la ruta 197 y Panamericana un gran piquete del Bloque compartió la jornada con 100 docentes autoconvocados. En el Puente Pueyrredón, con otro piquete masivo, participó la Mesa Nacional del Bloque como parte de un plan de lucha para acabar con el gobierno y de la próxima Asamblea Nacional de Trabajadores. En Mar del Plata, se cortó con organizaciones piqueteras expulsadas de la FTV, y así en todo el país. Un gran corte obrero y piquetero fue el de Constituyentes y General Paz, con 400 compañeros de Segemar, Conea, Inti y Emfer, Asambleas Populares y piqueteros del Polo Obrero de San Martín.


Tanto el 14, ante el fallido llamado de Moyano, como ahora, el Bloque llevó a la calle sus reivindicaciones impulsando la huelga general, por otro 19 y 20 para acabar con Duhalde y el FMI y abrir paso a un gobierno de trabajadores.


La tendencia a la huelga tuvo expresión en el parazo del Soip (Pescado de Mar del Plata), el 22 de mayo, en medio de un proceso ascendente de ocupaciones de fábrica, cuando crece el reclamo salarial (VW de Córdoba, Soip, Municipales de San Lorenzo) y la lucha estatal y de desocupados. Una gran campaña por el aumento salarial y de los subsidios, por el control obrero y la estatización de la banca y los pulpos, por la huelga general docente, por el reparto de horas y la reapertura de las fábricas cerradas.