Sindicales

10/12/2020

PROTOCOLOS SANITARIOS

La lucha contra el Covid-19 en el subte

La experiencia de los Talleres de Material Rodante.

La Naranja del Subte

Desde hace varias semanas Metrovías viene intentando “normalizar” el servicio del subte, en la misma sintonía en que los gobiernos “normalizan” las actividades en general: sin criterio sanitario alguno. Esto en concreto significa el cambio de los diagramas de trabajo, la convocatoria al personal sin el distanciamiento adecuado, aglomerados, etc. Pero la respuesta de los trabajadores no se hizo esperar.

Los Talleres de Material Rodante salieron a rechazar categóricamente la citación del 100% del personal, unificando a todos los trabajadores del sector en un pliego de reivindicaciones que de no aceptarse derivaría en un paro. Este proceso se reflejó en dos comunicados y luego en un plenario general de delegados que tras una discusión de varias horas resolvió apoyar la medida y, en caso de mantenerse la situación, discutir una acción de todo el subte. En el mientras tanto los talleres llevaron adelante medidas de fuerza consistentes en retenciones de tareas, el manteniendo del esquema de trabajo preventivo anterior, etc.

En el mismo sentido, varios sectores de tráfico, como las líneas  B, A y D, defendieron un cronograma de vuelta acorde a la situación actual, teniendo en cuenta la exposición de cada trabajador en el túnel y el uso de espacios comunes como los comedores.

Ante el nuevo cuadro de situación y frente a un conflicto inminente, la patronal se vio obligada a retroceder y sentarse a negociar las condiciones. Se constituyó finalmente una delegación en la que participó nuestro compañero Christian Paletti, miembro del Ejecutivo por la minoría. En esa instancia, y con todos los trabajadores de los talleres en estado de alerta, se desarrolló la discusión.

Como resultado se le logró arrancar distintas condiciones sanitarias y laborales, que garantizan el desenvolvimiento seguro de las tareas: turnos diferidos y en cápsulas, ingreso en tandas para evitar el hacinamiento en vestuarios, mayor desinfección, la reducción de la jornada laboral para evitar el contacto durante el refrigerio, licencias de reducción de exposición del trabajador, etc.

También se establecieron criterios de distanciamiento a la hora de realizar las distintas tareas de mantenimiento sobre las flotas y el reforzamiento de los elementos de protección personal, como los barbijos N95 o FFP2. Otro logro significativo, y que solo tiene explicación si se lo comprende en el marco del proceso de lucha, es que la patronal reconoce la potestad de los trabajadores de dar por terminada su jornada de trabajo en caso de que no se den las condiciones acordadas previamente.

La pelea por los protocolos

Un punto muy importante es que este proceso derivó en la aplicación concreta, aunque parcial, de un protocolo de bioseguridad de los trabajadores, aplicado a las distintas tareas. Cuestión que desde La Naranja venimos impulsando desde hace meses y que la conducción del sindicato ninguneó en todo momento. Ahora, frente a los atropellos patronales y la apertura de los gobiernos, ante la perspectiva cada vez más probable de un segundo rebrote pese a la vacunación, este planteo se vuelve fundamental.

Este es solo el comienzo de la pelea. Tanto Metrovías como Sbase van a intentar a toda costa quebrar estas conquistas e imponer sus condiciones. Como contrapartida debemos tomar esta primera experiencia como el puntapié inicial de una deliberación de todos los sectores. El ejemplo de unidad de acción concreta en la lucha de los talleres, que por otra parte favoreció el terreno para las discusiones entre otros sectores y sus gerencias, debe ser la base de una pelea de fondo por todas nuestras reivindicaciones.