Sindicales

21/3/1996|486

La lucha de la 721

La línea 721 de Tigre viene desarrollando un movimiento de bases por la revocación de los actuales delegados, que en el corto período de 6 meses han acompañado todas las entregadas de UTA y agregado por su cuenta algunas más.


En este lapso se perdió: el tome y deje, 2 sobre 4 francos, horas extras y un convenio especial de premio, propio de la línea, que la patronal no tenía elemento alguno para anular. También aumentó la prepotencia y arbitrariedad patronales, se despidió a activistas y luchadores, y el retraso en los pagos se ha instalado permanentemente.


Contra todo esto fue creciendo un petitorio —que sumó más de 90 firmas—, en el cual se pedía la revocación de los delegados.


Dada la división de las burocracias (UTA central y UTA San Andrés) y la masividad del reclamo, luego de un mes y medio de dilaciones, finalmente convocaron a la asamblea, que fue masiva. Más del 75% de los choferes, y salvo dos de ellos, el resto reclamó la cabeza de los vendidos.


Luego de dilatarla a más no poder, los representantes del sindicato resolvieron: a pesar del reclamo de todos, girar las actuaciones a la “comisión de ética”, denegando convertir la asamblea en resolutiva (debiendo poner en votación la continuidad de los delegados, y al ser éstos revocados, elegir en el acto a dos en su reemplazo).


Algunos compañeros salieron de la asamblea defraudados —fundamentalmente con el sindicato. Es evidente que en este período la empresa y el sindicato han ido tejiendo un acuerdo.


Pero más importante aún es el crecimiento y la combatividad de los choferes antiburocráticos y antipatronales. Aun sin haber volteado —por ahora— a los vendidos, los cimientos están trazados.


Es necesario construir una agrupación que organice y continúe este movimiento, para reconquistar todo lo perdido y enfrentar los inminentes ataques de la FATAP.