Sindicales

29/2/1996|483

La mano de FIAT-SMATA en la UTA

El reciente ataque de la patronal de ‘El Halcón’ (ver Prensa Obrera Nº 482) es un ‘plan piloto’ que cuenta con el aval de la Cámara patronal (el asesor legal lo es de ambas).


Las grandes patronales enfrentan una caída del pasaje y una insolvencia creciente para saldar las deudas bancarias con las que renovaron el parque de unidades a partir de 1993/4. En función de una renegociación de esa deuda, las patronales pretenden imponer el trabajo discontinuo, la derogación del Convenio Colectivo de Trabajo, el derecho al convenio individual, cargar la responsabilidad civil sobre la unidad al chofer, etcétera.


Esto ya rige en algunas líneas y fue la causa de la lucha de la 148 y de otras empresas (86, 98, 161, La Independencia, etcétera).


El “pequeño” empresario, o “componente”, que hasta hace unos pocos años era el tipo de capital dominante en el transporte automotor, ha comenzado a ser desplazado por grandes capitales. Ahora el “componente” vuelve a trabajar (para compensar la caída de sus beneficios) en desmedro del chofer asalariado.


¿Cuál es la conducta de la UTA frente a esta crisis? Ante un Cuerpo de Delegados en pleno, un importante dirigente declaró que “las empresas con muchos socios no van más”. Por esto, no es casual que la burocracia avale todas las normas que, desde la Secretaría de Transportes, alientan este proceso de concentración capitalista. Así sucedió con el control “psico-físico”, que fue derivado a empresas “privadas” que han inhabilitado a 5.000 trabajadores en los últimos dos años, despidos “justificados” (con el 50% de la indemnización), en un gremio donde el ‘stress’ deja secuelas inevitables, transformando al 90% de los trabajadores en parias humanos a temprana edad. La burocracia acepta el régimen de personal “contratado”; no ha dicho ni una palabra ante la liquidación del régimen del “tome y deje” (robo de media hora diaria del salario, 15 minutos antes y después de tomar y dejar el servicio); no dice nada ante el descuartizamiento del gremio que están provocando las empresas que ‘tercerizan’ los talleres de mantenimiento (y cuyos trabajadores son derivados no casualmente al Smata); ha hundido la Obra Social, y se ha negado sistemáticamente a convocar a plenarios. Acusada de ‘inmoralidad’ (ver nota) por sectores que hasta ayer la acompañaban, no ha dudado, en cambio, en montar fraudulentos “Comités de ética” para destituir Cuerpos gremiales que no le respondían.