Sindicales

3/6/2004|853

La Naranja Gráfica le responde a Luis Duhalde

A continuación transcribimos la carta que la lista Naranja Gráfica envió la semana pasada al Dr. Luis Duhalde, secretario de Derechos Humanos de la Nación, en respuesta a su posición condenatoria contra el Polo Obrero ampliamente difundida por los medios de prensa.


Que el gobierno aproveche la oportunidad para lanzarse, en este caso junto a la burocracia de la CGT Moyano, a desprestigiar a la vanguardia combativa, no puede sorprendernos; sin embargo, la clarificación de los hechos y las responsabilidades por lo ocurrido está en manos de la Justicia y un hombre de derecho como el Dr. Duhalde no puede ignorar que su actitud, más allá de toda valoración política, viola principios jurídicos elementales.


Por lo tanto, le hemos reclamado una rectificación y acordado una próxima reunión para aportar pruebas que demuestran quiénes son los agresores y quiénes los perseguidos.


Buenos Aires, 19 de mayo de 2004


Al Señor Secretario de Derechos Humanos


Dr. Luis Duhalde:


Con relación a los hechos de violencia ocurridos el viernes 14 en las inmediaciones del sanatorio de la Obra Social del Personal Gráfico, que han motivado una furibunda campaña de prensa contra el Polo Obrero y la Lista Naranja, campaña de la que se ha hecho eco también para nuestra sorpresa el Gobierno Nacional a través de su persona, queremos manifestarle que:


1) El origen del conflicto que lleva exactamente un mes y del que ningún medio habla es el despido de trece trabajadores de esa Obra Social, a sólo 72 horas de haberse realizado las elecciones generales del gremio. Entre esos trabajadores, se encuentran una compañera con un embarazo avanzado, un enfermo renal sometido a tratamiento de diálisis y los dos ex candidatos de nuestra lista que gozan por ley de estabilidad laboral.


2) Nuestra respuesta frente a este brutal atropello fue denunciar ante el gremio y la opinión pública lo ocurrido por medio de numerosos comunicados de prensa (sistemáticamente ignorados por la mayoría de las patronales periodísticas) y la distribución de volantes en la puerta de la clínica.


Durante todo este tiempo hemos sido víctimas de un constante hostigamiento por parte de una patota del sindicato instalada en el edificio, que pretendió expulsarnos no ya de la entrada sino incluso de la misma cuadra de la Obra Social.


Esta escalada de agresiones llegó hasta el punto de que se golpeara a un compañero despedido por encontrarse a treinta metros del lugar, el jueves 13, hecho que fue denunciado en la Comisaría 8°.


3) El viernes 14, sólo pretendíamos realizar un acto para reclamar la reincorporación de los despedidos y repudiar la agresión del día anterior, con la presencia de delegaciones del movimiento obrero combativo de diversos gremios, como telefónicos, sanidad, prensa, obreros de Brukman, docentes y organizaciones piqueteras.


Este acto pacífico intentó ser impedido por aquella misma patota del sindicato, bloqueando la calle e interfiriendo con el avance de la columna. Fue esta alevosa provocación la que desató el enfrentamiento que culminó con heridos y contusos de ambos lados, aunque los diarios sólo reflejen los del ongarismo.


4) Esta fue la realidad de lo ocurrido, luego descaradamente invertida por las infamias y patrañas de quienes despiden trabajadores y luego pretenden además impedirles ejercer su derecho a reclamar.


Le preguntamos a Ud., Dr. Duhalde:


¿Por qué no se ha manifestado por la violación a los derechos humanos de los trece trabajadores echados a la calle sin otra causa que haberse atrevido a pensar diferente que la conducción oficial del sindicato?


¿No es acaso criminal el despido de un enfermo terminal, más aún por parte de un sindicato?


¿Los derechos humanos de nuestro compañero, despedido y golpeado por un matón del sindicato el jueves 13, no deben ser defendidos?


¿Los derechos humanos de nuestros compañeros heridos en los disturbios no cuentan?


¿No se ha violado la ley incluso intentando mediante la acción de una patota impedirnos manifestar pacíficamente en la vía pública?


Y, por último, ¿por qué se ha apresurado Ud. a condenarnos sin haber realizado una elemental averiguación de lo que sucedió, que incluso el informe policial si fuera fidedigno debería constatar?


Esperando una rectificación de parte suya, lo saludamos respetuosamente.