Sindicales

7/7/2019

La paritaria de la UTA

El acuerdo paritario entre las patronales del transporte y la Unión Tranviarios Automor (UTA), todavía no homologado por el Ministerio de Producción y Trabajo, fijó en $41.000 el salario conformado inicial bruto, lo cual deja como salario de bolsillo, aproximadamente, $33.000. Se trata de un 24,24% de aumento en el salario básico.


A este se debe agregar una suma fija, de carácter extraordinario y no remunerativo, de $16.000 dividida en cuatro cuotas (la de mayo ya percibida, junio, julio y agosto 2019). Tomado todo el aumento representa un 27,70%. 


Este acuerdo se establece con un período de vigencia de abril a agosto de 2019, reabriéndose la negociación del segundo tramo de la paritaria a mediados de septiembre –con período de vigencia hasta el 31 de marzo. 


El acuerdo quedó 20 puntos porcentuales debajo de la inflación del período vencido (marzo 2018 a 2019), que fue según el Indec el 47,5%. La pérdida salarial es mayor si se la compara con la inflación interanual a junio de 2019, que es del 55,6%.


Considerando además que la UTA ha llevado a la negociación el planteo de “un piso de no menos del 40%” (que, viniendo del gremio, actúa en realidad como un “techo”), se puede concluir que como escenario más probable se pierda poder adquisitivo del salario con respecto a la inflación al final del periodo de la actual paritaria en marzo 2020, pese a que aún reste un tramo de la negociación. 


Pese al golpe salarial que ya representa este acuerdo, la patronal y el gobierno accedieron este año a pagar el tramo de abril a agosto en un solo pago, “adornado” con las sumas fijas, una pegada a la otra en los primeros meses de vigencia. Esto obedece a que la patronal y sobretodo el gobierno intervinieron en la paritaria con el objetivo de asegurarse la “paz social” durante todo el proceso electoral. La burocracia sindical, lejos de evaluar este aspecto como favorable para obtener por medio de un plan de lucha una paritaria que permita una recuperación salarial real, cerraron rápidamente el acuerdo.


Frente a la pérdida salarial debemos levantar el planteo de un salario mínimo de bolsillo que cubra el costo de la canasta familiar, un plan de lucha para obtenerlo y que sean las asambleas en todas las líneas quienes acepten o rechacen las propuestas salariales y elijan a los delegados paritarios, con el objetivo de quebrar la subordinación de la burocracia sindical a las patronales, al gobierno y al tutelaje estatal, que desde la “mesa de negociación” nos depara año tras año una caída sistemática en el nivel de vida.