Sindicales

10/1/1992|349

A Somisa la siguen desmantelando

La “reactivación” es un cuento

Con una enorme perfidia el gobierno nacional ha efectuado un “cambio de guardia” en su persistente ataque a los trabajadores de SOMISA y al pueblo de San Nicolás. Claro está ningún “me­dio” ni ninguna denuncia de las que actualmente se le hacen a Triaca está relacionada con el despido masivo de trabajadores, cuestión avalada por to­dos los partidos patronales y la burocra­cia.

Lo que más llama la atención de la actual situación es que sé quiere mos­trar este “cambio de guardia” de Tria­ca por María Julia Alsogaray como una modificación de la política del gobierno, cuando es en realidad una profundización del ataque a los trabajadores de SOMISA.

Un “blef”

Los diarios y la burocracia de la UOM Nacional y la de San Nicolás in­tentan mostrarla asunción de María Ju­lia como un inicio de reactivación dé la planta. Por eso se ha publicitado que la Alsogaray reactivaría el Horno N° 1 que costó el despido de miles de operarios.

La realidad es que el horno 1, “embancado” desde la huelga, nece­sita 50 días para ser puesto en funcio­namiento, y de 30 a 40 días más para que comience a producir material en condiciones comerciales. Tenemos entonces casi tres o cuatro meses para que empiece técnicamente a producir, que de todos modos será 10.000 tone­ladas menos (porque este horno es más chico) que el horno 2.

La Alsogaray dice que privatizará Somisa en 3 meses. Entonces la su­puesta reactivación de Somisa es puro “blef” porque dependerá por entero de los que se queden con la empresa, Por eso, la Alsogaray y ya ha salido a pinchar “su globo” y acaba de decir que “es saludable tener los dos altos hornos funcionando porque mejora la coti­zación de la empresa siempre que la producción pueda colocarse en el mercado en condiciones rentables” (Ámbito, 9/1).

Pero Triaca desmantelo Somisa y  hoy la empresa no tiene clientes exter­nos ni internos. Conquistar nuevamen­te compradores del exterior demanda entre uno y dos años. Los compradores del país compran chapa importada o a Acindar o a Techint. En tres meses, la Alsogaray no consigue ni reactivar el homo ni clientes. Por eso la Alsogaray aclaró que “producir por producir no tiene sentido” (ídem);

Pero, a su vez “el Alto Horno 2 se cae a pedazos”. Según “Norte”, él diario de San Nicolás, “Este alto horno ya hace prácticamente un mes que no produce material que pueda ser utilizado”. Para entrar en detalles podríamos decir que desde el pasa­do 28 de noviembre que no hay pro­ducción” (El Norte 27/12/91).

Asistimos a la segunda muerte de SOMISA esta vez disfrazada de reactivación, como antes se hizo con el cuento de la reconversión. Contra lo que dice la Alsogaray, el PO alerta frente a nuevos despidos, cuando aún no están garantizados: los pagos de las indemnizaciones por “retiros vo­luntarios” anteriores. Brunelli ha seña­lado que se adeudan 110 millones de dólares y que “la interventora necesi­ta apoyo económico porque con lo que se produce en la empresa las cuentas no cierran” (Clarín 8/1/92).

EI rol de la UOM

La burocracia de la UOM actúa en común con el gobierno para el remate y desmantelamiento de la empresa. Triacca dijo hasta el cansancio que SOMISA valía 2.000 millones de dóla­res. Luego de cerrado el horno 1, sin contratos de exportación, la empresa, para los mismos directivos vale 500 millones de dólares, es decir un 25% de la evaluación del anterior interventor. Ahora se habla de 200 millones de dólares, o sea el 10% de lo que preten­dían inicialmente, y seguramente con títulos de la deuda y en cuotas.

El saludo de Brunelli y Miguel a la Alsogaray esconde una de las más podridas traiciones de la burocracia, que el Partido Obrero con mucha antici­pación se encarga de denunciar, para ayudar a la organización y la resistencia a todos los trabajadores y al pueblo de San Nicolás.