Sindicales

10/5/2007|991

La rebelión de los municipales

Después de casi dos meses de paros y once días de piquetes, en una asamblea de aproximadamente quinientos municipales, los trabajadores acordaron aceptar la incorporación al básico de cien pesos que venían cobrando en negro.


Como parte del acuerdo firmado, a partir de julio se reabrirá la discusión sobre otros reclamos pendientes. La asamblea puso de manifiesto los nuevos aires que soplan en el interior bonaerense: un gremio que ha construido su cuerpo de delegados y ha fogueado a una poderosa camada de activistas en la lucha.


Como dijo el PO en su volante: “Todos somos municipales, Moccero quiere ser Sobisch”. En una jornada histórica, según el diario Nuevo Día, el pueblo trabajador enfrentó la amenaza de represión policial de Moccero, hizo retroceder a la Bonaerense, e impidió el paso de los camiones cargados de basura.


El martes 24, la rebelión popular tuvo un pico en la huelga de los municipales.


El kirchnerista Moccero paga parte de salarios en negro. De su mano, Suárez se ha convertido en una de las capitales del trabajo flexibilizado. Capital de la tercerización de la fabricación de zapatillas (Coprodesu). Capital de la superexplotación de los trabajadores de la construcción, a los que se obliga a trabajar como si fueran autónomos, fuera del convenio de la actividad.


Coronel Suárez es un municipio rico. El intendente, como verdadero "patrón de estancia", pretende que los municipales agachen la cabeza. Enfrentó el reclamo obrero con provocaciones, amenazas de represión, denuncias penales contra los dirigentes y descuento de los días de huelga. Y tiene antecedentes: Moccero reclamó la represión policial contra los trabajadores de la ex Gatic, en Pigüé, que luchaban en defensa de su fuente de trabajo; organizó el carnereaje y desmovilizó a los casi dos mil obreros de la planta de Gatic de Suárez, para hacer pasar un negociado capitalista a costa del despido de los obreros. Todo un prontuario.


El volante del Partido Obrero se repartió en las barriadas y lo reprodujeron los medios. El propio Moccero atacó al Partido Obrero y a nuestro compañero, dirigente de la huelga municipal, Rubén Allende. Dijo que “son los mismos que querían soliviantar a los obreros de Gatic”. Lo que para Moccero es un insulto, para el PO es un orgullo. Luchamos con los municipales hoy, como antes lo hicimos para impedir el vaciamiento y cierre de una fábrica que dejó un tendal de despedidos.


Formar políticamente a los activistas, ganarlos a la perspectiva de una alternativa obrera y socialista: ese es nuestro desafío en Suárez.