La represión del gobierno y las patotas echan nafta al fuego del Chubutazo

Tras el desalojo de la burocracia petrolera al acampe docente, movilizaciones y paro camionero de repudio

Después del ataque de la patota contra los docentes, más de 40 mil marcharon en Comodoro Rivadavia.

Más de 40.000 estatales y docentes se movilizaban este miércoles en Comodoro Rivadavia, junto a numerosas organizaciones gremiales y políticas, luego de que una patota que responde al burócrata petrolero Jorge “Loma” Avila desalojase brutalmente el piquete que mantenían las trabajadoras y trabajadores del Estado en las rutas 3 y 26, que cortaba el acceso a los yacimientos petroleros. 


La patota golpeó a las y los docentes, los persiguió por la ruta, les robó y quemó el acampe con sus pertenencias, con la complicidad de la policía de Chubut que liberó la zona. Lejos de ser una “pelea de trabajadores contra trabajadores”, como intentaron presentar los hechos el gobierno provincial y la burocracia, se trató de una operación planificada entre las operadoras, el gobierno de Mariano Arcioni y Federico Massoni (coordinador de Gabinete), las fuerzas represivas y la burocracia petrolera, para quebrar la gesta de los docentes y estatales que luchan contra el cobro escalonado de salarios y por todas sus reivindicaciones. Y que, como en ningún lado, luchan para que en Chubut “la crisis la paguen los capitalistas”.


El grupo de matones de Avila nada tiene que ver con la masa de obreros petroleros, que han mostrado un enorme apoyo a los reclamos de docentes y estatales. Esta imperdonable traición de clase fue ejecutada por una burocracia que tiene un largo historial al servicio de las patronales petroleras, firmando la adenda flexibilizadora del convenio de la actividad, dejando pasar los despidos en el sector y reprimiendo ahora a los docentes para proteger los intereses de las operadoras.



Rebelión


Al igual que sucediera con la detención ilegal de los gremialistas docentes, la orientación represiva del gobierno no ha hecho más que fortalecer la unidad de la clase obrera, generando una verdadera rebelión. 


La burocracia de la Confederación de Trabajadores de la Educación de la República Argentina (Ctera) se ha visto forzada a convocar un paro nacional para el jueves 5. Las bases petroleras, que no comen vidrio, repudian el carnerismo y la represión. Sindicatos privados como Camioneros han decretado un paro de 24 horas en solidaridad, sumándose a la masiva marcha que han convocado los docentes en el centro de la ciudad, junto a la Uocra y múltiples gremiales.




Así como ellos intentaron llevarse puestos a los docentes y estatales, hay que llevarse puesto a Arcioni, Massoni y Avila. Su gobierno, que defiende los intereses de los capitalistas de la provincia y los acreedores de la deuda pública, ya no es sostenible: los números no le cierran por ningún lado y tampoco ofrece una salida, a no ser por la estafa de la megaminería que destruye el medioambiente en función de enriquecer a los pulpos. Arcioni sintetiza el ajuste de Macri y los gobernadores, y también lo que será la Argentina de Fernández, de quien ahora es aliado. Derrotarlo es un golpe para el régimen del FMI y un triunfo para toda la clase obrera.


Las y los trabajadores necesitamos un congreso de delegados de base de todos los sindicatos de la provincia, para votar un plan de lucha a fondo y discutir una salida en favor del pueblo trabajador; que la crisis la paguen Panamerican Energy, Aluar, los terratenientes y las pesqueras que se la llevan en pala. Todo el movimiento obrero debe intervenir: los capitalistas le temen a esta unidad como a la peste.


La oposición del PJ no es relevo alguno: están subordinados a los pulpos saqueadores de la provincia, a tal punto de que se niegan incluso a medidas parciales como subirles los impuestos. Chubut anticipa la crisis nacional. Pongamos en pie asambleas populares para discutir una perspectiva de poder de la clase obrera.