El ataque a los planes de empleo lanzado por Lavagna, fue confirmado por el ministro de Trabajo.

 

Tomada, 48 horas antes de una nueva edición del plan de lucha piquetero, confirmó que “se estudia reformular el seguro de desempleo” porque “un país normal debe tener un seguro de desempleo para casos de desocupación transitoria” (Clarín, 10/5).

 

El problema es que los desocupados son en este momento, tras la mentada recomposición económica, 4,74 millones según los índices oficiales (Clarín, 10/5). 1,82 millón de desocupados, 2,15 millones de subocupados y otros 800 mil jefes de hogar contraprestando en la función pública.

 

Ellos consideran esta desocupación “normal”. Los beneficiarios de los sobresueldos no encuentran plata para los desocupados, pero sí para una nueva compensación a los bancos de 2,3 mil millones de pesos, que alcanzan para un aumento de los planes del 100% un año entero.

 

Más que nunca levantamos la bandera de un seguro universal para todos los desocupados de 350 pesos o el 80% del salario mínimo. Con inserción laboral mediante una bolsa de trabajo controlada por las organizaciones obreras y piqueteras y con capacitación asalariada a cargo de la patronal. Un plan masivo de obras y viviendas populares bajo control de los trabajadores con empleo en blanco y a convenio.

 

Reforzados tras arrancar a los presos de Caleta de la cárcel, cuyos compañeros impusieron centenares de puestos genuinos con las ocupaciones de plantas petroleras; en el marco de grandes luchas obreras que se expresaron el 1º de Mayo, y unos días antes del comienzo del juicio por la masacre del Puente Pueyrredón, vamos a una nueva edición del plan de lucha nacional unificado.

 

El corte de ruta de 24 horas profundiza las medidas y prepara el movimiento para una lucha superior. No sólo está en juego el aumento, se trata de la defensa de una década de conquistas defensivas del movimiento piquetero.