Sindicales

13/11/2003|825

La siderurgia bate récords de superexplotación

Mes tras mes, la siderurgia argentina viene batiendo récords de producción. Beneficiario del proceso de privatizaciones menemistas de los ’90, Techint se quedó con la ex Somisa (hoy Siderar) y pasó a procesar toda la fabricación de aceros planos (Siderar) y de tubos (Tenaris-Siderca). Juntamente con Acindar (hoy en manos de la europeo-brasileña Belgo Mineira), líder en alambre y acero para construcción, pasaron a controlar toda la siderurgia y son los beneficiarios del “boom” actual.


La explicación de los récords está en los cambios producidos a partir de la devaluación. Con salarios y tarifas congeladas y los precios de sus productos dolarizados, la exportación volvió a ser altamente rentable y las compras especialmente del campo se multiplicaron. Las ganancias operativas de Techint y de Acindar crecieron descomunalmente. La tasa de plusvalía se multiplicó prácticamente por dos. Acindar pudo comenzar a salir de su situación de falencia, comenzó a pagar su abultada deuda externa, renegoció el resto y hoy aparece como un bocado apetecible para la Belgo Mineira, que acaba de engullírsela.


Para Techint la devaluación fue su salvación. Hoy Siderca es la joyita de Tenaris (que abarca también plantas de tubos en Italia y México y participaciones en Japón y Brasil). Hasta la atrasada Siderca, asociada en la rama de aceros planos con la venezolana Sidor (en la cual Techint está asociado al Estado venezolano), pudo zafar gracias a que Chávez se hizo cargo de la abultada deuda externa de la filial venezolana.


Es por todo esto que Techint, que ya había coincidido con los yanquis al favorecer la devaluación a fines del 2001, se vuelve a alinear con ellos en favor de un “Alca Siderúrgico a concretarse antes que el Alca global, y considera que una forma de concretarlo sería a través de acuerdos bilaterales con EE.UU” (Clarín, 4/11). Lo que atrae a Techint es la posibilidad de abrir el mercado yanqui, especialmente a los tubos de Tenaris que la devaluación volvió competitivos.


Los récords de producción de este año (una de las pocas ramas industriales que superó los indicadores previos a la recesión de 1997/8) se obtuvieron sin realizar inversiones. En un reciente congreso de industriales siderúrgicos latinoamericanos realizado en Brasil, Techint anunció “inversiones” para el año que viene de 70 millones de dólares (25 en Siderca y 45 en Siderar). Pero, como señala Infobae, “son desembolsos anuales y previstos” (4/11), es decir simples paradas de planta para el mantenimiento imprescindible para sostener los récords de producción.


Es que Siderar viene operando con una tecnología de hace 50 años. Desde que hace diez años Techint se hizo cargo de la privatizada Somisa (como antes lo había hecho con la ex Propulsora de Ensenada) no invirtió un peso en modernizar las plantas. Por eso, cuando ahora reclaman “reglas de juego estables para aumentar las inversiones” (Infobae, 4/11), es simplemente para patear la pelota para adelante y sacar beneficios sin ninguna inversión a la vista.


Seguramente lo que Techint tenía en mente era el anuncio efectuado por el gobierno dos días después, sobre la construcción de un gasoducto con fondos oficiales a ser realizado por Techint, de Salta al nordeste argentino (con proyecciones hacia Brasil), obra en la cual Techint no sólo gana como constructora, sino porque además coloca los tubos de Siderca.


En el mismo sentido debe entenderse su reciente acuerdo con Repsol (proveedor del gas que insumen en grandes cantidades las plantas siderúrgicas) para ir incrementando paulatinamente a lo largo de tres años las tarifas de gas para sus plantas. El interés de Techint sigue siendo la colocación de sus tubos petroleros, de los cuales Repsol es uno de sus principales compradores en el país.


Con este cuadro, no debe llamar la atención el alineamiento de Techint con la política económica oficial. Sus ganancias crecieron en forma descomunal en base a un elevado parasitismo – ausencia de inversiones – y un gigantesco incremento de la tasa de explotación de la mano de obra. La colaboración descarada de la burocracia sindical metalúrgica con esta superexplotación tendrá más temprano que tarde su debida sanción por parte de los trabajadores.