Sindicales

3/10/1995|467

La Unión de Trabajadores Desocupados arrincona al gobierno

El viernes 22 de setiembre; como resultado de una decisión de asamblea, los compañeros de la UTD se instalaron en la Plaza Central, justo en frente de la entrada de la municipalidad, y comenzaron con la inscripción de los desocupados en un registro, para elevarlo a las autoridades reclamando trabajo. A partir de las 10 horas hasta pasadas las 20. Apenas una 10 personas. Todo el respaldo era la profundísima convicción de la dirección. Lo básico está conversado y acordado. Varias asambleas, seis meses de reuniones en un barrio, una declaración de principios que abarca desde reivindicaciones domésticas hasta definiciones de política internacional. Algunas derrotas impuestas por convocatorias a marchas sin disponer de medios suficientes ni experiencia organizativa para nuclear a este sector que constituye un segmento cercano a los 25.000. La UTD superó la prueba a la que un sector de la izquierda la sometió intentando confiscar su dirección. Y fortalecida reapareció públicamente. El sábado 23 se sostuvo la actividad. El domingo también. La cosa crecía. Los compañeros estaban firmes. A cada uno que se acercaba se le repetía parte del programa votado, del cual los dos primeros puntos son los que condensan el reclamo generalizado: Trabajo para todos –  Subsidio de 500 pesos mientras dure la situación de desempleo y se lo anotaba en este registro. El lunes 25, los compañeros deciden instalar la carpa y comenzar el aguante frente a la municipalidad. Llegan desocupados preguntando. Se les explica en qué consiste esta lucha. Se los convoca a sumarse. A las 11 de la mañana la carpa se ha convertido en un hecho político. La prensa no puede obviarla. Los periodistas se acercan a buscar información. La tensión sube. Mediodía. Doscientas personas. Olla popular. A cada uno que llega se le pide que se transforme en un multiplicador. Tenemos que sumar. Si somos muchos, la solución aparece. Los compañeros de la dirección duermen esa noche en la plaza. Los medios amigos reiteran la convocatoria para el día martes 26 a las 10 de la mañana para marchar al Concejo Deliberante. A las 10,30 horas somos 400 personas. La columna comienza su primera marcha, cantando. “Hay que luchar, señor hay que luchar”. Instalamos megáfonos y desde la placita frontal, por micrófono, se les pide a los concejales que bajen a atendernos. No hay respuesta. Quince minutos después decidimos subir al Concejo para obligarlos a que nos atiendan. Se produce una verdadera invasión de las instalaciones. No hay lugar físico donde funcionar. Los concejales piden hablar con Pablo, el presidente de la UTD. El compañero no acepta ningún ámbito de discusión que no sea la asamblea pública. Los intima a bajar a la placita. Los concejales no bajan. La gente canta y putea. No nos atienden. Nos vamos nuevamente a la municipalidad. La columna invade el hall central del edificio. “Que salga el intendente”. Nuevamente la maniobra. El intendente llama al compañero Pablo para discutir mano a mano. La respuesta es la misma. Nada se conversa sino frente a todos. Pablo se ha transformado no sólo en un organizador sino en alguien en quien la gente confía. El intendente Linares sale. Los compañeros lo ovacionan. Los reclamos no se hacen esperar. “Queremos trabajo para todos. Subsidio de 500 pesos mientras esto no se arregle. En Neuquén y Córdoba ya los están dando”. Linares promete hablar esa misma mañana con Duhalde y tener una respuesta urgente. “Mañana por la mañana venimos a buscar la respuesta”.


De allí hacia adelante, las movilizaciones, concentraciones, olla popular, comunicados de prensa, asambleas, traslado a los barrios para hablar con más desocupados, se suceden en forma sistemática. Linares trata de evadir la responsabilidad de ser el intendente que compite en punta en récord de desocupación. Las miserables respuestas de los concejales irritan el ánimo de los movilizados. Dos mil registrados, ayer registramos 700. Hoy desde las 7 de la mañana la cola de desocupados crece. Nadie habla de otra cosa. La prensa local (La Nueva Provincia) publica en tapa una foto del campamento acusando a la UTD de atentar contra las buenas costumbres y el urbanismo. Los compañeros están con buen ánimo. La olla se sostiene. La provincia ha ofrecido un plan de empleo para una cantidad de trabajadores no más de cien, con jornadas de 4 horas diarias en tareas de reparación de viviendas con una retribución  de 200 pesos. La hemos aceptado. Esto ha vitalizado la movilización, porque más allá de la misérrima oferta, la contabilizamos como la primera respuesta de un gobierno que no sabe qué hacer y al cual los trabajadores comienzan a imponerle su política. El objetivo es sostener la acción hasta obtener incorporar a todos al trabajo o al subsidio. Las empresas de energía y gas han cesado la interrupción de suministros, a partir de la gestión del Concejo presionado por la movilización. Las luchas de Neuquén y las conclusiones que los compañeros de otras regionales transcriben en Prensa Obrera nos sirve muchísimo para orientar nuestra política.