Sindicales

8/6/2006|949

La victoria de Atento

Organicemos la pelea de fondo


Luego de tres días de ocupación del Edificio Barracas de Atento, el Ministerio de Trabajo impuso la conciliación obligatoria con los treinta y un cesantes adentro. Un triunfo nacido de la decisión de los pibes de ocupar la planta y de las tendencias a una movilización general de los telefónicos de Foetra Buenos Aires.


 


La patronal se lanzó a un ataque a fondo cuyo objetivo más general es el cierre de la planta de Barracas y la “deslocalización” de sus trabajadores en otros centros. En los últimos seis meses esta política de vaciamiento llevó el plantel de ese edificio de mil a cuatrocientos compañeros. El despido de los 31 era una prueba de fuerza para una ofensiva general cuyo otro objetivo es el vaciamiento de Atento Martínez. Los trabajadores de la tercerizada de Telefónica de ambos edificios reclaman desde hace dos años su pase al convenio telefónico y han elegido delegados que funcionan junto al Cuerpo de Delegados de Foetra Buenos Aires.


 


La empresa fue golpeando sistemáticamente a los trabajadores durante varios meses, a través de despidos en forma encubierta, en algunos casos con causas armadas que fueron denunciadas por los trabajadores, de cambios de horario, “campañas” de Telefónica que fueron trasladadas, y condiciones negreras de trabajo. Abundaron los “retiros voluntarios” (sobre todo a delegados, para buscar quebrar la organización gremial) en el marco de una campaña de vaciamiento que incluyó el despido de supervisores y jefes “fuera de convenio”. Este avance reveló el fracaso de la estrategia armada en base a las expectativas en una mediación favorable del gobierno, que llevó a postergar el plan de lucha votado en su momento por el Cuerpo de Delegados para lograr el encuadramiento de los tercerizados.


 


La toma


 


La ofensiva de la empresa tuvo un punto de quiebre cuando el martes 30 de mayo las asambleas de trabajadores de Atento, en el ala sur y en el ala norte, superando la división física impuesta por la patronal, resolvieron permanecer en los puestos de trabajo y llamar a todos los trabajadores a solidarizarse por la reincorporación de todos los cesantes. A partir de ese momento la empresa bloqueó los accesos al edificio e impidió el ingreso de nuevos trabajadores. Atento/Telefónica reforzaron la seguridad del edificio para impedir el acceso al resto de los trabajadores. Como parte del “apriete” presentó una denuncia por “usurpación” contra los trabajadores.


 


La toma fue un hecho decisivo en la lucha, porque logró conmover al resto del gremio y despertar la solidaridad de cientos de telefónicos. Foetra declaró el estado de “alerta y movilización” y convocó a dos piquetes en la puerta de Movistar en pleno microcentro. Pero hubo dos hechos que pudieron haber llamado la atención del pulpo telefónico y decidir el paso atrás. En numerosos edificios se realizaron asambleas que votaron la solidaridad con los compañeros y paralizaron durante varias horas la atención al público. En muchos casos votaron incluso el llamado a un paro con movilización sobre Telefónica porteña. Hubo una intervención de Foetra en la central de Ciudadela (donde se imprime y distribuye la facturación de Telefónica y Movistar) en solidaridad con los trabajadores de Atento.


 


La lucha sostenida fundamentalmente por los trabajadores de Atento Barracas logró crear un cordón de solidaridad que trascendió las fronteras “porteñas”, generando una agitación y expectativa en el resto de los edificios de Atento en todo el país. El clima de intimidación y los golpes a la organización no permitieron, sin embargo, la movilización de los trabajadores de Atento Martínez.


 


La Fuba mantuvo una importante presencia durante los tres días de ocupación junto a otras organizaciones sindicales, políticas y populares que se acercaron a la puerta del edificio de Barracas.


 


El desenlace


 


La empresa se negó a concurrir a la primera audiencia en el Ministerio de Trabajo, especulando quizás con el desangre de la lucha. Ante las evidencias en contrario y la magnitud que cobró el conflicto, aceptó la conciliación obligatoria y el reingreso de los compañeros. El levantamiento de la toma a partir de una resolución del gobierno fue muy discutido por los trabajadores, delegados y activistas de Barracas. Primero, por la desconfianza de los trabajadores en que la empresa, aun habiendo firmado, aceptara finalmente el reingreso de los compañeros —en noviembre de 2005, en circunstancias similares se había negado a hacerlo. Segundo, por la no inclusión de los cuatro despedidos de marzo y septiembre últimos, jamás reincorporados.


 


Nuestra política


 


La victoria es sólo un respiro frente a la batalla que está planteada. El plan de vaciamiento de Atento Barracas sigue vigente, como parte de una estrategia de borrar todo atisbo de organización gremial en Foetra Buenos Aires.


 


Al mismo tiempo, si existía alguna expectativa en la acción del gobierno a favor del encuadramiento y, entretanto, en el statu quo con la empresa, los hechos han hablado. Telefónica va a la guerra y, en perspectiva, la batalla no incumbe sólo a los “terceros” de Atento, sino a todos los “terceros”. Estos 15 días de “conciliación” son, por lo tanto, claves.


 


Por un lado, para impulsar un mandato de lucha en los edificios telefónicos por un gran paro y movilización que dé inicio a un plan de lucha sobre Telefónica por la reincorporación definitiva de los cesantes, el encuadramiento y el cese del vaciamiento; por el llamado a la ocupación y la huelga en caso de despidos, por la reorganización de los cuerpos de delegados de Atento Barracas y Martínez.


 


Por otro, para desenvolver una tarea de organización febril sobre los trabajadores de uno y otro edificio para convertirlos en bastiones de la lucha planteada. Ni duda cabe que la “pelea de fondo” por el encuadramiento en el convenio ha recibido un impulso con esta victoria. Pero debe ser aprovechada en organización e impulso a una lucha de conjunto.