Sindicales

15/12/1994|434

La zona Norte es un polvorín

El cordón industrial de la Panamericana está sacudido por una serie de ataques patronales y de luchas obreras que preanuncian importantes conflictos.


En Ford, el incremento de los niveles de producción a costa del esfuerzo de los obreros ha llegado a extremos jamás vividos en la planta: 230 autos diarios, el doble del año pasado. En algunas secciones los trabajadores ingresan antes de su horario o usan el horario de comida o de relevo para “adelantar” producción y poder cumplir así con las metas impuestas por la patronal. Con la división de Autolatina, Ford se está preparando para una competencia feroz con las demás terminales. Se queda sólo con la planta más grande de Pacheco (VW se quedaría con la planta de camiones), se están implementando modificaciones técnicas a todo vapor y se corre la bola de despidos en masa (particularmente de los obreros “más viejos”, y su reemplazo por trabajadores de hasta 30 años, casados y con hijos, que la patronal considera más “dóciles” por su necesidad de mantener el empleo).


El desembarco de las grandes multinacionales en la industria de autopartes plantea cierres y reestructuraciones de empresas. En Corni, al ya impuesto incremento de la producción por secciones, se ha agregado una lista de despidos en función de la “reestructuración” de la fábrica. La patronal (Macri) impondría a los trabajadores un licenciamiento forzoso que coincidiría con el de Sevel, luego del cual avanzaría con despidos masivos. Una situación similar se vive en la autopartista Trinter.


En Wobrón, los compañeros han perdido importantes conquistas: se han aumentado los ritmos de producción (hoy se produce el doble que hace 10 años, con el 10 por ciento del personal) y se han producido 50 despidos a los que se agregarán otros en forma “gradual”. En FV, una fábrica con un régimen carcelario, existe la amenaza de 300 despidos y, en Terrabusi, la patronal yanqui de Nabisco ha despedido a 500 compañeros, cien de los cuales son recientes y parte de un paquete mayor de otros 200. Además, en Terrabusi los compañeros están en una batalla diaria con los supervisores para reducir los topes de producción, en una lucha permanente al pie de la máquina.


En la gráfica Atlántida, la patronal también se prepara para desatar una ofensiva contra un acuerdo firmado con la interna de distribución del trabajo, sin ningún despido, en cuatro turnos de seis horas, en el marco de la reestructuración tecnológica.


Situaciones similares se viven en todas las fábricas de nuestro cordón industrial.


La burocracia que actúa en estas fábricas se encuentra entrelazada en numerosos negociados capitalistas (jubilación privada) y ha firmado convenios de “paz social”  que esclavizan a los trabajadores (Smata-UOM). Esto es válido para los “menemistas” de la CGT y para los “combativos”  del MTA y del CTA, que han tirado por el inodoro las perspectivas de lucha abiertas por la masiva Marcha Federal y por el parazo del 2 de agosto.


El Partido Obrero promueve una ación común entre las comisiones internas y delegados combativos y los activistas de oposición a la burocracia de la zona norte para enfrentar esta ofensiva y para apoyar a todas las fábricas en conflicto y afectadas. Es necesaria una coordinadora zonal interfabril alrededor de una plataforma de acción.


—Ningún despido. Reparto de las horas de trabajo entre todos los trabajadores sin afectar los salarios.


— Fuera la flexibilidad laboral. Paritarias libres, con representantes elegidos en asambleas.


— Asambleas en todas las empresas, en las que se organice un plan de resistencia contra cualquier intento de despidos, aún en vacaciones. Impulsar cortes de ruta, ocupación de plantas, etc.


— Unidad y solidaridad con los trabajadores de los países limítrofes, que sufren las mismas prepotencias patronales ahora agudizadas con la implementación del Mercosur.


— Por la conformación de un Frente de Trabajadores y de la Izquierda que agrupe a las organizaciones y partidos de lucha de los trabajadores frente a los bloques y partidos patronales para dar una salida obrera a la crisis en que los capitalistas han hundido al país.