Sindicales

28/6/2018|1508

Lanús: una ruta de desarrollo para el movimiento obrero

Foto: Demián Maciel

El Plenario de Lanús realizado el 23 de junio agrupó a una parte mayoritaria de la vanguardia clasista y a un conjunto de direcciones intermedias que se ubican en un campo combativo y antiburocrático, de todo el país.



En el corto tiempo, desde que el Sutna lanzó la propuesta, numerosas organizaciones sindicales (Adosac, Ate Lomas, la UTS de Córdoba, etc.) fueron sumando sus firmas a la convocatoria y muchas más resolvieron participar como adherentes u observadoras (es el caso de Luz y Fuerza de Córdoba, los Mineros de Río turbio o el Sipreba). Todas ellas tuvieron una activa intervención en los debates y las votaciones.



El Plenario puso en pie, mediante la lucha política y la acción común, un bloque político de independencia de clase en el movimiento obrero que tuvo fuerte expresión dos días después en el paro nacional.


Acción



El éxito del Plenario ubica en un nuevo punto de partida la lucha por la expulsión de la burocracia sindical y las tareas para enfrentar la ofensiva capitalista. La tarea por delante es lograr que el Plenario desempeñe un papel en las luchas, en impulsar la movilización general y en conquistar a más sindicatos para su perspectiva, mediante agrupaciones, listas comunes y conquistas de cuerpos de delegados y seccionales que hagan pegar un salto a la lucha por una nueva dirección del movimiento obrero. El plan de lucha votado constituye la “hoja de ruta” de ese desarrollo. El programa le da un contenido estratégico de independencia de los partidos patronales, contra la ofensiva de Macri, los gobernadores y el FMI.



El rol de las organizaciones del plenario junto a la izquierda en los cortes, actos y movilizaciones que,a lo largo y ancho del país, “hicieron activo” el paro dominguero de la CGT y expresaron el reclamo de continuidad de las medidas, mediante un nuevo paro de 36 horas con movilización, quedó marcadamente instalado.


Método



El método de los mandatos de asambleas y plenarios que marcó desde el inicio el propio Sutna con su plenario de delegados mandatados, seguido por los ocho Sutebas, por la asamblea de AGD, de Luz y Fuerza de Córdoba, de las seccionales combativas de la gran huelga de ATEN, del formidable plenario neuquino que fue el antecedente de Lanús, con seccionales de ATEN y Ceramistas a la cabeza, marcaron su desarrollo, mediante la política del frente único.



La confrontación de posiciones se desenvolvió en un marco programático que arrancó delimitado del bloque del 21F y del centroizquierda sindical, de fuerte influencia del Vaticano, partidario de una “unidad opositora” que coloca al movimiento obrero como furgón de cola de los bloques políticos dominantes, sea de Cambiemos, el PJ o el kirchnerismo.



La idea de la Nueva Dirección del Movimiento Obrero está así basada en una delimitación política y en la práctica que los participantes llevan cotidianamente contra los techos salariales avalados por la burocracia, en la defensa de los convenios colectivos sistemáticamente entregados, en las grandes luchas contra los despidos con los métodos de la ocupación de fábrica y la huelga, expresamente reivindicados en los puntos votados.



La Mesa Organizadora parte así de un mandato y un método para el cumplimiento de las resoluciones.



Por una nueva dirección del movimiento obrero



Los cuatro mil activistas que participaron en representación de unos treinta sindicatos y centenares de internas y cuerpos de delegados, junto a agrupaciones de base y un sector del movimiento piquetero- protagonizaron la más importante asamblea obrera, desde las ANT del Argentinazo.  Y, estrictamente, en lo sindical, desde el Congreso de Villa Constitución en 1975.



Las comisiones que se formaron pusieron de relieve la inserción del clasismo en los sindicatos y la riqueza del debate político de la vanguardia, que se plasmó en gran medida en el programa votado de 14 puntos, que combina reclamos urgentes como “la reapertura de las paritarias” con medidas de fondo como la “nacionalización de la banca” en el marco de un “plan económico bajo dirección de los trabajadores”.



También en este plano – ¡sobre todo en este plano! –  fue una superación de ensayos anteriores centrados en impulsar la “coordinación de las luchas” como norte excluyente. 



La consigna “por una nueva dirección del movimiento obrero” tiene un contenido preciso: “clasista, combativa y antiburocrática”, “basada en la democracia sindical y la independencia política de los trabajadores” para luchar por “una salida obrera integral a la crisis capitalista”.