Sindicales
5/9/1996|509
Las elecciones en la UOM
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El congreso nacional de delegados de la UOM, habría sido escenario de un duro cuestionamiento al secretariado de la UOM. “Con excepción de Lorenzo Miguel, prácticamente todos los miembros de la conducción fueron abucheados”, señaló a PO uno de los participantes, e incluso algunos representantes habrían pedido la renuncia de la dirección de la UOM. Todo esto ocurrió el 7 de agosto, en las vísperas de la huelga general, en la que los metalúrgicos pararon masivamente, pero no participaron de las movilizaciones, con excepción de Córdoba. Las expresiones de repudio al inmovilismo de la UOM, de todos modos, no tuvieron un alcance que fuera más allá de las escaramuzas que plantea la inminente batalla electoral en el gremio, en la que podría expresarse una fractura a nivel del secretariado (Curto —Caseros— y Minguito —Vicente López— habrían sido los dirigentes más repudiados).
Esta ‘interna’ es una de las características del panorama preelectoral. En Córdoba, se enfrentan dos fracciones de la actual directiva, una opuesta al convenio FIAT en un terreno declamativo y la otra dispuesta a suscribir convenios por fábrica en la línea del SMATA. En la Matanza se está gestando un frente de oposición a Gdansky que incluye a corrientes miguelistas y que plantea “restituir al gremio metalúrgico el liderazgo social y el protagonismo político hoy perdido”. Un proceso similar se podría producir en la seccional San Martín.
Lorenzo Miguel, por su lado, ya decidió seguir la política de su ‘adversario’ José Rodríguez. Todos los últimos pronunciamientos del secretariado han dejado de hacer mención al convenio FIAT-SMATA, y la UOM acaba de suscribir un convenio de fábrica con DIASA (ex Sevel Berazategui) que ignora el convenio de la ‘rama automotriz’ y retrocede en materia de salario y conquistas.
La burocracia de la UOM está atada a los grandes pulpos por la privatización de las jubilaciones y la ‘desregulación’ de las obras sociales, y esto condiciona su actuación en todos los terrenos. Antes de la crisis con el convenio FIAT, la UOM había entrado de lleno en el proceso de privatización de las obras sociales: “la creación de la superobra social (con 34 organizaciones con base en la UOM) está avanzada... una vez que se reglamente el decreto 492, que da a los afiliados la libertad de elegir su obra social dentro de las sindicales... es factible que el movimiento obrero se fusione en tres grupos nacionales. Empleados de Comercio y SMATA podrían encabezar (los) otros dos grupos” (Eugenio Blanco, secretario general de la UOM Rosario, La Capital, 22/12/95). Lorenzo Miguel está negociando con el gobierno la restitución de la obra social de la UOM (formalmente intervenida) sobre la base “de que el Estado asuma la deuda” (Crónica, 12/7/96).
Sí, por una nueva dirección
La inmensa mayoría de los metalúrgicos tiene claro que así la UOM no va más. Que se necesita una nueva dirección que recupere el sindicato para los trabajadores y levante un programa que unifique a los metalúrgicos: emplazamiento a las patronales para discutir un pliego concreto de reivindicaciones con paritarios electos por la base, aumento salarial de emergencia del 50%, jornada de ocho horas de trabajo, convenio único para todo el gremio, recuperación de la jubilación estatal y 82% móvil, ocupación de toda fábrica que cierre o despida, reparto de las horas de trabajo.
“Nueva dirección” significa cambiar los hombres y la política que han llevado a la catástrofe actual. En Avellaneda, el CTA y la CCC (PTP) están armando una lista que, en nombre de una “nueva dirección”, no dice una palabra contra el convenio FIAT, ni contra el acuerdo Banco Mundial-Obras Sociales, o accidentes de trabajo, o jubilación privada: plantea el reemplazo de los dirigentes de la CGT por los integrantes de la Mesa de Enlace (MTA, CTA, CCC), cuando el MTA está a punto de ingresar a la directiva cegetista y el CTA a candidatearse por el Frepaso en las elecciones del 97.
De lo que se trata es de abrir una nueva perspectiva política sindical.