Sindicales

2/3/2000|656

Las mujeres en la victoria de los portuarios

Los hombres, solos, perdían terreno

PO: ¿Cómo surge y por qué el grupo de mujeres de los portuarios?


P: Los hombres solos iban perdiendo te­rreno. Se les hadan muy duros los pique­tes. La policía los acosaba. Las mujeres decidieron ir en compañía de los hom­bres, de los maridos, de los hermanos. Si estábamos nosotras, la policía paraba un poco la represión. También es cierto que los estibadores no trabajaban, no lleva­ban plata a la casa, no se comía. Se hizo la olla popular, ahí comíamos todos y era más llevadero. Las mujeres podíamos contener un poco a los hombres. Nuestra pelea fue muy dura, nos filmaban cons­tantemente, nos agredían desde los capa­taces hasta los jueces, que estaban a fa­vor de los filipinos y nos hacían actas.


Hemos tenido compañeros detenidos, otros amenazados en sus casas, nos han quemado una chata. Nosotros no podía­mos ir a los tribunales a hacer ninguna denuncia porque quedábamos presos; ellos se cansaron de hacerlas. Pensaron


que nos íbamos a cansar; lo que no sa­bían es que nosotros estamos acostum­brados al hambre, porque cuando el por­tuario era eventual (antiguamente), a ve­ces sólo trabajaba 15 días al mes, y el res­to no había aportes a la casa.


PO: ¿Perspectivas?


P: Se firmó un acuerdo donde la empre­sa se compromete a pagar un subsidio por 5 meses equivalente al salario, y luego volver a trabajar, con el convenio de 200 horas de trabajo. Un grupo de compañeros decíamos que eran carame­los para cerrarnos la boca. Lo único que queríamos era trabajar, y lo real es que al día de hoy no hay ni un solo portua­rio trabajando.


Cuando hicimos la marcha de los 100 días de lucha, el sindicato hizo un parate. Nos pedían que esperásemos, que esta­ban en negociación. El sindicato no paró. Tendría que haber peleado para que aun­que sea uno de los estibadores, luego de levantar los piquetes y las carpas, hubie­se entrado a trabajar. No entró ni siquie­ra uno. Nadie entró a trabajar. El sindi­cato se ha quedado muchísimo. Tendría que dar una asamblea urgente. El sindi­cato no la quiere dar, no sé por qué moti­vo. Yo no soy afiliada al SUPA y hay cier­ta información que no tengo.


PO: ¿Cómo ves la propuesta de un con­greso de delegados?


P: Como está el país, tendría que hacer­se urgente, pero urgente, no seguir so­ñando que la patronal va a estar a favor nuestro. En los cinco meses de lucha, ja­más la CGT de Rosario se animó a hacer siquiera un paro. La CGT es la patronal, es un salto para ocupar una bancada.


Yo creo que los delegados tendrían que tomar el toro por las astas y ver qué tene­mos que hacer, porque con la nueva ley que saca este gobierno y las perspectivas que tenemos, yo creo que no vamos a nin­gún lado. La gente está peleando un pla­to de comida. Fijate: privatizaron el agua y ahora te la cortan, hay una ley univer­sal que dice que el agua no se debe cortar porque es la vida y hoy te cortan; hay 5 compañeros con el agua y la luz cortadas; ya es un tema muy viejo.


Tenemos que tomar medidas muy du­ras porque no sé adónde vamos a llegar.