En una reciente declaración radial con María Odonnel, Gonzalo Tanoira, dueño y presidente de la citrícola San Miguel, habló de su apoyo al programa ajustador y antiderechos de Javier Milei y pidió que se le dé una chance.

Sus declaraciones por supuesto no pueden llevar a la sorpresa de nadie. El ex presidente de ACDE (Asociación Cristiana de Empresarios) plantea entre otras cosas la urgente necesidad de una “reforma laboral”, similar a la que tiene Perú o Paraguay donde, como bien le marcaron los periodistas del programa, se caracteriza por altos grados de informalidad laboral, por encima de los índices de Argentina.

Pero el ajuste citrícola comenzó hace rato. La citrícola San Miguel, líder del hemisferio sur, no le dio ‘ninguna chance’, como le reclama Tanoira a los piqueteros, cuando decidió avanzar con más de 500 despidos desde el año pasado. Por supuesto lo hizo con la complicidad absoluta del secretario general peronista de Uatre (German Ferrari) que dirige el sindicato siguiendo órdenes de su patrón, Jaldo, y los empresarios que representa Tanoira. Esta empresa además espera los tiempos lentos de la justicia en causas por esclavitud laboral y pasa lo mismo con las causas por contaminaciones ambientales de toda la industria.

La perspectiva de las patronales citrícolas apunta a seguir atacando los puestos laborales y las condiciones de vida de sus trabajadores. Para llevar adelante esto cuentan con el apoyo de peronistas, radicales, kirchneristas y macristas desde siempre y ahora sumarán el apoyo de los liberfachos de Milei.

Siguiendo los caminos de todos los que nos gobernaron en las últimas décadas, el gobierno de Milei avanzará con el objetivo de pulverizar los salarios de hambre que actualmente paga el campo. Massa les otorgó a las patronales agrarias beneficios cambiarios como el dólar agro (300 pesos), dólar 70/30 (500 pesos) y recientemente el dólar 50/50 (610 pesos), y el presidente electo tiene en carpeta una devaluación mayor.

Todo esto explica en parte la inflación creciente y nos deja en la puerta de un rodrigazo. Sin duda estas medidas impactan de manera directa en los precios de los alimentos (Molinos, Danone) y las bebidas (Coca Cola, Pepsi) que se conectan directamente con la industria. La pobreza y la indigencia con los políticos capitalistas solo puede crecer. Además de “regalarle” el costo de la mano de obra a las patronales, Milei promete mayores quitas de retenciones al sector, un camino ya iniciado por todos los gobiernos anteriores; el massismo quitó retenciones a la cáscara de limón semanas atrás. Sin embargo, ninguna de estas medidas significaron una mejora en las condiciones salariales, de cobertura social, de salubridad y precarización que tiene el trabajo rural, por el contrario se agravaron. Ahora mismo se cosecha y se empaca el limón de verano bajo un régimen total de informalidad.

Los piquetes que no quiere Tanoira, ni Milei, ni Macri, ni Massa, serán inevitables mientras las patronales citrícolas sigan generando millones de dólares a costa de hundir en la miseria al trabajador rural. La guerra declarada por el nuevo gobierno se dirimirá en las calles. En oposición a esta salida, vamos con el método de las asambleas en las fincas y en todos los lugares de trabajo, con el piquete y la movilización, en unidad con los desocupados del Polo Obrero y todas las organizaciones sociales y políticas dispuestas a luchar contra el gobierno del fascista Milei y el ajuste que siempre acompaña el peronismo.

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