Sindicales

24/4/2018

Las responsabilidades de fondo en el suicidio de un obrero de Mefro Wheels

La semana pasada, la opinión pública se conmocionó con la noticia del suicidio de un trabajador de Mefro Wheels, una autopartista ubicada en el cordón industrial de la zona sur de Rosario, que tras un derrotero de más de un año de idas y venidas, procederá a cerrar sus puertas y dejar 170 familias en la calle.

 

Héctor Fernández, de 61 años, era un obrero calificado y se había desempeñado en el último tiempo en el área de control de calidad de la fábrica. Le faltaban unos años para su jubilación. Sus familiares comentaron que se encontraba desde hace un año en una fuerte depresión de la cual no podía salir y en julio no iba a cobrar más el seguro de desempleo. Fernández fue parte de la lucha durante todo el 2017 por intentar la reapertura de Mefro Wheels. 


El gobierno provincial, el gobierno nacional y la UOM


A principios de 2017, el grupo alemán que controlaba la planta anunció el cierre de la misma. El motivo esgrimido: para cumplir con sus contratos con las automotrices y para las propias automotrices, era más conveniente importar las llantas de acero que producirlas en la Argentina. A partir de este momento, comenzó un año entero  de una manipulación atroz de los trabajadores por parte de los grupos capitalistas, el gobierno provincial, con la complicidad de la UOM Rosario. Manipulación que si se quiere buscar parangón en la ciudad, hay que remontarse al año 2009 y el cierre de la también autopartista alemana Mahle, transformada de una fábrica de medio millar de operarios, a una pyme de menos de 100 trabajadores. Como se ve, el gobierno “socialista” tiene credenciales para mostrar si hablamos de liquidar luchas, desmoralizar a los trabajadores y quebrar la resistencia obrera, en función de proteger los intereses de los grupos capitalistas. Por su parte, el gobierno de Macri, a través de Triaca, accedió de compromiso a una cita en Buenos Aires por Mefro Wheels, sin perspectiva alguna, dejando en claro que su política era permitir el cierre de la planta.


Con deudas salariales, con una indemnización al 60%, todo bloqueado ya que la justicia por meses no aceptaba el concurso de acreedores, los trabajadores de Mefro Wheels, paseaban por el Ministerio de Trabajo de la provincia con solo promesas. Decidieron ocupar la planta, pero les cortaron todos los servicios y el gobierno provincial no movió un dedo al respecto. 


Finalmente, llegaron a un acuerdo con un grupo capitalista, Cirubón, para que invierta sobre la planta. Era un plan que estaba condenado de antemano, ya que las terminales automotrices de Argentina ya habían desestimado comprar las llantas que producía Mefro Wheels. Sin embargo, la falsa reactivación fue anunciada en conferencia de prensa en la sede de la UOM, junto con el gobernador Miguel Lifschitz, el ahora diputado nacional del PS, Luis Contigiani y los empresarios del grupo Cirubón. Lifschitz hizo campaña electoral, argumentando que mientras en el resto del país se pierden puestos de trabajo, en Santa Fe se crean.


Los meses pasaban, y de los 170 trabajadores, solo un puñado de 28 realizaban tareas de mantenimiento en el lugar. No se produjo reactivación alguna, frente a lo cual el gobierno provincial dejó correr la parálisis de la planta y la UOM no organizó ninguna pelea ni plan de lucha. Solo se sometieron a las tratativas entre grupos capitalistas. Hace un mes el grupo Cirubón, tras fracasar en negociaciones con capitalistas brasileros, decidió rescindir el contrato con los alemanes y se esfumaron.


El suicidio de Héctor Fernández es una tragedia que tiene de fondo un entramado social, el cual empuja a un trabajador a tomar esa decisión. Es la consecuencia del gobierno nacional, que aplica un plan de ataque sobre los trabajadores, permite que la clase capitalista proceda a liquidar capital y deje en la calle a miles de trabajadores en todo el país. El gobierno provincial, aunque lo niegue, apoya este plan económico del macrismo, por eso firmó el pacto fiscal (que habilita el saqueo a los jubilados y también los despidos en el Estado), defiende la política de endeudamiento frenético y él mismo la lleva adelante en Santa Fe. Los despidos en la industria de Santa Fe se expanden por doquier, en Cargill, en el cordón de San Lorenzo. El cinismo del gobierno provincial es brutal, porque “acompañaron” a los trabajadores, haciendo un sistemático trabajo de desmoralización, creando ilusiones y falsas expectativas, preparando las condiciones para la derrota. La UOM dejó correr el accionar de la patronal y de los gobiernos. Más allá de unas convocatorias aisladas, no hubo ninguna intención de pelea por los puestos de trabajo.


Frente al cuadro terminal de crisis de la autopartista, planteamos que los gobiernos procedan a una expropiación sin pago y frente a la crisis en el mercado, la reconversión industrial para proteger las fuentes de trabajo. Esta salida existía y existe. La UOM debería ir a un plan de lucha inmediato para una solución para todos los trabajadores y rechazar la política de entregar a los trabajadores como rehenes de la crisis capitalista que golpea a la Argentina.


La hipocresía del gobierno provincial, que ahora tuitea compadeciéndose por la tragedia acontecida, tarde o temprano va a ser castigada por la clase obrera.