Sindicales
24/1/1998|572
“Les tengo miedo a los del SOIP”
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El problema en otorgar el 701 (que deja sin efecto las cooperativas en todos los buques) o un incremento del 25% en los precios del pescado consiste en el terror que tiene Rivero (miembro asesor de las Cámaras de Armadores y Procesadores del Pescado), de que esta conquista fundamental de la recuperación de los Convenios Colectivos de Trabajo, sea tomada por los obreros de tierra; que hagamos nuestro ese reclamo. A pesar de confiar en “el acuerdo” que tienen con la dirección del SOIP, por el que la mayoría de los compañeros estamos superflexibilizados, Rivero sabe, por experiencia, que los piqueteros del gremio hemos denunciado el fraude laboral que encarnan las cooperativas truchas y los acuerdos por empresa. El amo pasado, en dos ocasiones, se forjó un movimiento de lucha, nucleado alrededor de una olla popular, que hizo temblar a los empresarios durante dos meses, con movilizaciones de repudio que frenaron la ofensiva patronal.
La deliberación permanente que existió durante todo el 97 nucleó al activismo del gremio tras el reclamo concreto de la efectivización de todos los compañeros cooperativizados, la vigencia de los Convenios Colectivos de Trabajo del 75 y la actualización de los básicos, y le impuso a la burocracia del SOIP la elección de una Comisión Paritaria para negociar estos puntos con las cámaras patronales.
El cuerpo de delegados no sólo votó estas reivindicaciones, sino que delegó además a los compañeros que efectivizaron este reclamo con firmeza. Que (no es causal) fueron los únicos delegados que violaron la postura de los ‘dirigentes’ del gremio y participaron de los masivos piquetes que pararon el 100% del gremio el último paro general del 14 de agosto.
Ante la deserción de esta huelga de la burocracia del SOIP, las asambleas votaron que un compañero de tierra, integrante de las Comisiones de Base, participe de la reunión de conciliación (convocada por el Ministerio de Trabajo en Buenos Aires) con todos los gremios, que lleva ya 5 días. En las mismas, Rivero no disimula su miedo, y sin mirar a la cara de quien escribe esta nota, manifiesta: “¿Quién me garantiza que dando lo que ustedes me piden, después no se levante la gente de tierra? ... Muchachos: no les tengo miedo a los piqueteros, sino a los del SOIP”.
¿Será así? Seguro que es al revés.