Sindicales
30/9/2004|870
Levantan la huelga docente en Santa Fe
La celeste salvó a Obeid
El voto se explica por la confusión creada por el decreto salarial que el gobierno pre- sentó el jueves y por la enorme pregón desatada por el gobierno, la «tensa y> sobre todo, la directiva provincial de Amsafe.
La huelga venía desarrollándose con gran fuerza: el paro de 72 hojas de la semana previa había sido total; en Rosario, la asamblea popular del miércoles y la movilización del jueves fueron muy masivas; las reuniones zonales de docentes fueron las más numerosas que se recuerden en muchos años; la huelga, además, contaba con un amplio respaldo popular.
Se sumaba la creciente agitación salarial de los estatales (huelgas en distintas dependencias, convocadas por ATE; huelga provincial de los municipales el próximo 5 de octubre) y la crisis política del gobierno (esta semana, fracasó en su proyecto de derogar la ley de lemas por la oposición de los senadores de su propio partido). La huelga era la vanguardia de un reclamo salarial de conjunto. Por temor a hacer estallar este polvorín, Obeid rechazó los redamos de “mano dura” de un sector de su gabinete y largó una nueva “oferta” salarial.
La anterior había sido rechazada, por insuficiente, por la asamblea provincial. La presión de los docentes obligó a Tessa (secretario general de Amsafe provincial) a sumarse tardíamente al rechazo. Pero también la nueva “oferta” es trucha: se reduce a blanquear una suma en negro, trasladándola al básico, que llega a 210 pesos (debajo del promedio nacional). La gran concesión es la “eliminación del presentismo”, una reivindicación histórica de los docentes, aunque sólo se excluyen como causa de descuento las faltas justificadas y las enfermedades. Junto a la “zanahoria”, el gran garrote: la amenaza de descontar el presentismo y los días no trabajados si la huelga continuaba.
El decreto, una maniobra defensiva de un gobierno en retroceso, fue la excusa para que la directiva provincial se lanzara a levantar. Por eso, Tessa suspendió sin votar ni debatir una asamblea provincial en la tarde del jueves y anunció que renunciaría si la huelga seguía.
Pero el activismo estaba determinado a mantener la lucha: por la fortaleza de la huelga, lo sentido de los reclamos, el carácter trucho del “aumento”, la crisis política del gobierno y la existencia de una caja| | provincial muy gorda (superávit fiscal de 500 millones para este año; aumento del presupuesto de 700 millones para el próximo), había llegado a la conclusión de que se debía continuar hasta arrancar la victoria.
Esto se puso de manifiesto en la asamblea de Rosario, el día viernes, con la presencia de casi 500 compañeros, una de las más masivas que se recuerden. En ella, la moción de ratificar los paros fue abrumadoramente mayoritaria; lo mismo sucedió en San Lorenzo, con una muy numerosa asistencia, de 170 maestros.
La huelga entraba en horas decisivas, pero las directivas antiburocráticas no estuvieron a la altura de los acontecimientos.
La directiva de Amsafe Rosario no fijó posición pública. Tribuna Docente, integrante de la directiva, impulsó la continuidad del plan de lucha. Con esta posición intervinimos en la reunión de la directiva rosarina, en la asamblea, y sacamos una declaración, en forma de afiche, que fue distribuida en todas las escuelas (ver aparte). Pero Teres, secretario general, y otra parte de la directiva eran partidarios de “suspender”. En San Lorenzo, otra seccional antiburocrática, Tribuna defendió la continuidad en una batalla política abierta con los miembros radicales de la directiva, partidarios de levantar.
En estas condiciones, se llegó a la votación en las escuelas. En Rosario, la moción impulsada por Tribuna Docente y otros sectores de la dirección obtuvo 2.535 votos, pocos menos que la de “suspender” (impulsada por Teres y una parte de la agrupación “Fuera del renglón”), que logró 3.029. En la Capital, 800 maestros votaron continuar; también la mayoría de los maestros del departamento de Caseros. En la asamblea provincial, los votos de San Lorenzo-por continuar-no fueron considerados por “razones estatutarias”.
En este cuadro -confusión sembrada por la prensa, presión del gobierno, chantaje de Tessa y ausencia de una dirección antiburocrática firme y decidida-, que 5.800 maestros (el 25%) plantearan continuar, muestra las vastas reservas combativas del gremio.
El decretazo de Obeid no cierra la cuestión salarial. El aumento es trucho, y en la medida en que la masa docente lo vea más claramente, se replanteará el conflicto. Obeid no pudo derrotar a los docentes. Logró, con mucho esfuerzo, evitar que los docentes lo derrotaran.