Sindicales
20/3/2025
Linde-Praxair, una gran lucha que marcó un camino…
Los compañeros de Linde-Praxair han demostrado la fuerza que tiene la clase obrera organizada.
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Trabajadores químicos en lucha.
La mayor proveedora de gases industriales y medicinales, Linde-Praxair, que generó una fortuna incalculable en el periodo de pandemia declarando a los trabajadores esenciales para poder seguir proveyendo a hospitales, clínicas, industria automotriz, alimenticia, etc. de todo el país, decidió despedir a gran parte del activismo en la planta de General Pacheco, a fines del 2024, apalancada por la política del gobierno de Milei y sus secuaces.
Despidió a quienes, a través de muchos años, habían logrado sostener condiciones laborales favorables a los obreros, como ser ropa acorde a la tarea realizada, ningún compañero tercerizado, sin sobrecarga laboral, salario 80% superior al aceptado por convenio, generando así una diferencia laboral y económica entre las distintas plantas productoras de la misma empresa, algo inaceptable desde el punto de vista capitalista.
Esta situación de despidos logró movilizar a gran parte del movimiento obrero de la zona, logrando una gran lucha fuera de la planta de Pacheco, con un acampe en la puerta que contó con la solidaridad de trabajadores de distintas fábricas y vecinos del barrio, comisiones gremiales clasistas y referentes de distintos partidos políticos que lograron visibilizar el conflicto a nivel nacional. Desde luego, los compañeros químicos de adentro de la planta también apoyaron la lucha de los despedidos, decidiendo en asambleas la necesidad de ir una huelga conjuntamente con el resto de las plantas productoras de Linde-Praxair, con lo que lograron parar la producción durante 5 días, poniendo en jaque a la patronal y fortaleciendo la organización obrera.
Acorralada la empresa por las presiones recibidas por parte de las industrias, a las cuales dejó de abastecer, decidió “conversar” con el gremio SPIQyP (Sindicato de Químicos y Petroquímicos) de CABA y zonas adyacentes. Este, sin mandato alguno por parte del conjunto de los trabajadores, traicionó el conflicto, levantando la medida de fuerza en todas las plantas, sin convocar a una asamblea general de todos los obreros, simplemente haciendo llamados telefónicos y, con una maniobra nefasta, fue desarmando la lucha en cada sector, argumentando que los compañeros de Pacheco se habían “radicalizado”, “que eran todos zurdos” y “que solo quieren mas plata”. Lo que no dice el Sindicato de Químicos y Petroquímicos, es que con esta acción solo logró aislar a los trabajadores despedidos, debilitando la manifestación obrera, dándole “oxígeno a la patronal” para que esta se recupere y se fortalezca contra las y los trabajadores.
SPIQyP: de traiciones al macartismo sindical y político
El SPIQyP fue totalmente funcional a las necesidades de la empresa multinacional, intentando desarmar al cuerpo de delegados y al activismo combativo dentro de la planta, para poder implementar una reforma laboral de hecho y cuidar sus negociados, entregando a los compañeros que intentan organizarse para defender los derechos adquiridos. Con el accionar de estos burócratas sindicales, queda clara la intención de garantizar ganancias siderales para las patronales, en desmedro de la clase trabajadora, dividiendo a los trabajadores, direccionando el conflicto hacia una encerrona judicial o generando falsas expectativas con la intervención del Ministerio de Trabajo de Buenos Aires, el cual responde directamente a el gobernador Axel Kicillof, el mismo que durante la movilización del día 10/2 rodeó las instalaciones de Linde Pacheco con efectivos policiales para garantizar, a pedido de las demás industrias, el abastecimiento de las mismas.
La izquierda o los gremios sindicales clasistas no agudizan los conflictos (como dice el SPIQyP en un comunicado difamatorio y falaz). Las experiencias de luchas obreras demuestran que solo con la organización de los trabajadores se pueden conseguir condiciones favorables para los obreros. Esto es contrario al accionar de las burocracias sindicales, en su mayoría peronistas con la CGT a la cabeza, quienes han dejado y siguen dejando pasar un ajuste sin precedentes sobre la clase trabajadora, siendo responsables por acción u omisión del avasallamiento del gobierno de Milei contra los trabajadores, jubilados, estudiantes, minorías, diversidades, salud, educación, etc. Por todo esto es necesario recuperar los sindicatos a manos de obreros, dejando afuera a burócratas que entregan derechos y condiciones laborales sin dar ninguna pelea.
La lucha como experiencia en la clase obrera
La experiencia de lucha vivida por los trabajadores de Linde-Praxair, (para algunos positiva, para otros negativa, según qué parte del vaso medio lleno se mire) deja como enseñanza la necesidad indiscutible de fortalecer la organización obrera sobrepasando a la burocracia sindical.
Aquellos que hemos estado participando en el conflicto desde el primer día, vimos cómo iba tomando fuerza el apoyo hacia los trabajadores despedidos por parte de un sector de la sociedad harto de pasar necesidades, canalizando una bronca contenida a través del acompañamiento físico y con una orientación clasista, entendiendo la gravedad y las consecuencias del avance patronal contra el movimiento obrero.
Luego de 99 días de lucha, con momentos álgidos, como fue el acampe y el corte de Panamericana y 197, con momentos de desazón debido a la traición de la burocracia sindical química, o al ver que la dilación del conflicto en el tiempo solo favorecía a la patronal, los trabajadores despedidos por Linde-Praxair decidieron llegar a un acuerdo con la empresa, logrando la reincorporación de 5 de los 10 compañeros despedidos y manteniendo la comisión sindical interna con características combativas, la que durante 20 años ha conseguido reivindicaciones obreras favorables dentro de la planta de Pacheco.
Lamentablemente varios de los trabajadores que quedaron afuera fueron miembros fundamentales de dicha comisión, reconocida por sus propios compañeros debido a todas sus luchas y logros a través del tiempo. El dejarlos afuera evidentemente fue una decisión de la patronal y de la burocracia sindical para avanzar hacia una precarización laboral y adoctrinar las comisiones internas de las otras plantas.
Si bien lograr torcer el brazo de una patronal multinacional de semejante envergadura para que incorpore al 50% de los despedidos, en un contexto político-sindical de entrega total de derechos y condiciones laborales, es un logro positivo, también es una muestra del camino a seguir por el resto de los trabajadores, entendiendo que es necesario reforzar el trabajo interno de las bases obreras químicas para poder avanzar hacia la recuperación del sindicato, y tomar conciencia que la mejor alternativa es el método histórico obrero de asambleas y acciones directas contra las patronales y sus cómplices. Los compañeros químicos han sido un ejemplo de lucha hoy llevada a cabo y, yendo más a fondo aún, en el conflicto de la gráfica Morvillo, convirtiéndose en la primera ocupación por parte de los trabajadores de una fábrica ante el abandono patronal en la era Milei. Estas participaciones obreras deben ser el camino a seguir en tantos otros conflictos que se vienen dando a lo largo del país.
