Lo que dejó la gran marcha azucarera

Mas de 5.000 trabajadores nos movilizamos, el pasado lunes 19, unos 7 kilómetros desde Campo Santo, en las puertas del Ingenio San Isidro, hasta Güemes en donde se realizó un acto que contó con una numerosa participación de obreros de ese ingenio reclamando su reapertura. También participaron delegaciones de Ledesma, El Tabacal, La Esperanza y Río Grande, todos integrantes de la Federación Azucarera Regional (FAR).



Estuvieron presentes delegaciones de ATE de varias provincias e importantes delegaciones de Salta capital, de organizaciones sociales y de la izquierda. Néstor Pitrola llegó desde Buenos Aires para apoyar esta lucha junto a las bancadas del PO de Salta y Jujuy. Pitrola, a su regreso, ha colocado la lucha azucarera en los medios nacionales, denunciando que se trata de una ofensiva flexibilizadora concertada por las patronales junto con los gobiernos de Macri y Urtubey.



La movilización recogió la simpatía de la población. Es la primera acción conjunta de los trabajadores de los ingenios frente a una brutal ofensiva patronal que acumula 1.400 despidos desde diciembre y que en cada ingenio apura drásticas modificaciones negreras en las condiciones de trabajo sin esperar la sanción de la reforma laboral. Es un camino de unidad indispensable para enfrentar a estas patronales que pretenden descabezar o regimentar a las organizaciones gremiales para imponer a fondo este ajuste antiobrero de alcance histórico.



Mariano Cuenca, secretario general del San Isidro, dejó planteada nuevamente la iniciativa de convocar a un congreso de bases de la FAR, ya propuesta hace unas tres semanas y que se viene postergando. Anunció también una próxima movilización a Salta capital para reclamar la expropiación del San Isidro para garantizar la zafra de este año y la continuidad de los 730 puestos de trabajo.


El viraje necesario para derrotar la ofensiva patronal



La política conciliatoria de las direcciones (CTA) que integran la FAR ante la ofensiva patronal ha llegado a un punto de crisis. La gran marcha debe ser el punto de partida de un viraje. Es indispensable un giro de esta política conciliatoria que permita ir a un plan de lucha en común y en unidad con los pueblos azucareros. Potenciar así la pelea en cada ingenio contra los cierres, los despidos y la flexibilización laboral. Hay que ponerle fecha al Congreso de la FAR, que sea preparado con asambleas que otorguen mandato de cada ingenio.



La voluntad de lucha de los azucareros no es lo que falta. La de las poblaciones menos aún, esto se vio en el acompañamiento popular a la caravana, pero más todavía en la pueblada formidable de Yrigoyen, hace unos días, contra la represión policial a los despedidos. Los despedidos de El Tabacal siguen con cortes de ruta intermitentes y los de La Esperanza siguen movilizados por su reincorporación.



La bancada del PO en Salta presentará un proyecto de ley de expropiación del San Isidro, con garantía de continuidad de los puestos de trabajo, vigencia plena del convenio colectivo, continuidad productiva garantizada por el Estado para la inminente zafra, con comisión obrera de control de cuentas electa por los trabajadores. Pero es evidente que esta salida sólo podrá imponerse desde una posición de fuerza de los trabajadores, que deberían asumir el control de las instalaciones del ingenio para evitar su vaciamiento como parte de una lucha por su reapertura incondicional.