unque los términos exactos se desconocen, el pasado Jueves 10, Lorenzo Miguel firmó con las cámaras metalúrgicas un reajuste salarial promedio del 14% para el semestre enero-junio.

Según los propios dirigentes dé la UOM, sin embargo, el desfasaje salarial del primer semestre ronda el 20%», de manera que este acuerdo significa una confiscación salarial. Como en marzo también se había firmado un acuerdo similar, con relación al semestre Julio-diciembre de 1986, vemos que en menos de un ano el salarlo del trabajador metalúrgico ha caído en picada, con la bendición de Miguel. No deja de ser significativo que el acuerdo se firmara después de las elecciones del 6 de setiembre, es decir en medio de una profunda crisis política abierta del gobierno, cuando ya es una certeza que no había paritarias. Es evidente que la UOM se ha apresurado a firmar para no ahondar la crisis política del gobierno patronal, pero en perjuicio del movimiento obrero. Lorenzo se apuró a firmar para aislar a los distintos sindicatos entre sí, esto en medio de luchas gremiales generalizadas.

En habitual que el convenio de la UOM fije un techo al conjunto de los gremios. El mensaje no puede ser más claro. El conductor de la “locomotora sindical” (como Miguel gusta denominar a la UOM) mantiene el “pacto social”, pese al perjuicio que causa y al inmenso repudio popular a la política de hambre y entrega.

Una norma elemental exige que este acuerdo no sea ratificado sin consulta previa al gremio. Es decir, una Asamblea General. Proponemos que este reclamo y el repudio al acuerdo sea votado en asambleas de taller y fábricas. En reemplazo de este acuerdo votemos paritarias y salario mínimo de ₳ 800.